domingo, 7 de octubre de 2007

PRIMERA CONDENA JUDICIAL AL TERRORISMO PATRONAL

En su edición de 5-10-2007 el diario REBELIÓN (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57235) publicaba una noticia de agencias sobre la que queremos realizar una serie de comentarios:

La noticia cuenta cómo por primera vez se confirma en España una sentencia contra un empresario (Manuel Macías) que le acarreará a ese patrono su ingreso en prisión. La condena de tres años (y una indemnización de 296.000 euros) es por un delito de imprudencia con el resultado de dos trabajadores muertos (en 2003). Según la noticia, “será la primera vez que un empresario pisará la cárcel por un caso de siniestralidad laboral”

La noticia no tiene desperdicio, pues nos muestra bien a las claras las condiciones en que hacía trabajar ese explotador y cómo se preocupaba por sus trabajadores:

Los dos trabajadores “cayeron de un andamio, que carecía de las más elementales medidas de seguridad”.

Uno de los trabajadores “carecía de contrato escrito y no estaba dado de alta a la Seguridad Social”

“Según el fallo, el empresario "no adoptó las medidas de seguridad necesarias para garantizar que el equipo utilizado por sus trabajadores fuera el adecuado", tampoco realizó la evaluación inicial de los riesgos ni había facilitado a sus trabajadores información ni formación preventiva”.

“Los inspectores y peritos que declararon en el juicio aseguraron que el andamio no sólo no era normalizado, sino que más bien parecía "improvisado" , y que si bien el empresario disponía de un servicio de prevención, no pudo beneficiarse a tiempo del mismo dado que no había pagado las cuotas”.

“En el juicio, el empresario afirmó que era él mismo quien impartía los cursillos de formación a sus trabajadores, lo que, para la juez de primera instancia, resulta "ofensivo", dada su "absoluta despreocupación por la importancia de las medidas de seguridad".

"Igual falta de sensibilidad y apatía mostró el acusado", según la sentencia, cuando reconoció que tres años y medio después del accidente aún no había satisfecho a los hijos menores de uno de los operarios fallecidos los 5.125 euros que debía en concepto de salarios y liquidación”.

“El acusado no pagó "ni siquiera una mínima parte de dicha cantidad" alegando que no disponía de dinero, pese a que la empresa seguía funcionado tras el accidente laboral, añade el fallo”

Evidentemente, nos alegramos de que gentuza como esa acabe en la cárcel, y esperamos que la sentencia se cumpla sin dilación. Pero las preguntas que nos surgen son muchas:

¿Qué hace que los proletarios arriesguen su vida trabajando en esas condiciones?

¿Cómo puede ser calificado de imprudencia por la legislación un hecho como éste, habiendo quedado demostrado que al patrono no le importaba lo más mínimo la seguridad de los trabajadores?

¿Qué justicia es esa que permite que la empresa de ese sujeto siga funcionando con normalidad después de la muerte de dos trabajadores y, sin embargo, espera 4 años para requerirle que pague a un niño, no ya la indemnización, sino simplemente los salarios que a su padre le costaron la vida?

¿Cómo puede ser que en el país de la Unión Europea con más muertos en accidentes laborales ésta sea la primera vez que un patrono va a ir a la cárcel?

Para nosotros, salvo contadas excepciones, no existen los accidentes laborales. No hay imprudencias. Lo que existe realmente es una concepción por parte de los patronos explotadores de lo que los proletarios somos. Para ellos no somos sino mercancías, herramientas, factores de producción que les hacemos obtener beneficios. Cuantos más beneficios, mejor. Como los esclavos. Eso es lo que ocasiona los muertos por “siniestralidad laboral”, más cada año de los que la organización terrorista ETA ha ocasionado en toda su historia.

Los proletarios nos vemos obligados a trabajar así, a poner nuestras vidas a merced de canallas como ése, porque en el sistema capitalista no tenemos asegurados los medios de subsistencia. Todo lo contrario. El paro, la precariedad, nos empujan a aceptar cualquier tipo de trabajo, tenga las condiciones que tenga. El miedo, el pánico, el terror a la pobreza, a la marginación, a la exclusión, nos obligan. Así los empresarios, los burgueses, cumplen su objetivo. Quien se queja ya sabe lo que hay.

Ese terror que nos infunden se ve amparado por leyes que consideran imprudencias lo que no son sino asesinatos. Por gobiernos cuyas políticas favorecen la precariedad. Por un estado pensado para garantizar los beneficios patronales y proteger a la burguesía, por todos los medios a su disposición. Por unas instituciones que reprimen brutalmente las manifestaciones proletarias mientras dejan actuar a los explotadores con total impunidad. Y por unos medios de comunicación que acallan cualquier voz discrepante, verdaderos púlpitos de los apologistas del sistema capitalista.

Pero el proletariado sabe perfectamente cómo se denomina a quienes infunden el terror y a sus complices. Por eso, en las manifestaciones, en las huelgas, se seguirá escuchando, mientras el capitalismo perviva

¡ACCIDENTE LABORAL, TERRORISMO PATRONAL!

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