sábado, 25 de octubre de 2008

Notas Organizativas Aclaratorias

Los militantes que conformamos Democracia Comunista en España hemos elaborado este texto para aclarar ciertas preguntas, dudas y confusiones que han surgido en nuestros contactos con otros compañeros. Complementando nuestros textos más “programáticos” (“Qué es DC-L” y “Por el Comunismo Democrático”) y teniendo en cuenta que nos hemos integrado junto a otros camaradas en la RED LUXEMBURGUISTA INTERNACIONAL, consideramos relevante exponer algunas cuestiones.

Somos una organización marxista, cuyo fin es la revolución social que pueda permitir a la Humanidad construir el comunismo. Defendemos la democracia directa y radical, que consideramos indisolublemente unida al comunismo. Para ser coherentes con esto, funcionamos horizontalmente, sin ningún tipo de privilegios, líderes ni profesionalismo. Tampoco aceptamos vanguardismos que tratan de sustituir a las masas proletarias, único sujeto posible de la revolución comunista. De esas masas nos consideramos parte. Y consideramos que las huelgas de masas son los instrumentos más valiosos para la lucha de clases contra el capitalismo.

Queremos desarrollar nuestra propia conciencia de clase y la de nuestros hermanos proletarios. Para ello nos basamos en primer lugar en los postulados marxistas, desarrollados por las ideas de Rosa Luxemburgo y los luxemburguistas. Pero cada miembro puede tener (y tenemos de hecho) otras influencias. Excluimos el social-reformismo y el bolchevismo, por considerarlos incompatibles con nuestros postulados. Eso no impide que en lo concreto, en nuestros trabajos y lugares de residencia (que para nosotros son el primer y básico lugar de militancia), o en los movimientos sociales (en los que participamos todo lo activamente que nos es posible, abiertamente y sin entrismos), colaboremos con militantes u organizaciones que defienden esos postulados. Creemos firmemente en la solidaridad y la colaboración entre todos los proletarios.

Somos internacionalistas y antinacionalistas. No apoyamos a ningún movimiento nacionalista, porque consideramos que la emancipación de los oprimidos viene por la emancipación de las clases oprimidas y que el Socialismo solo es concebible y realizable a escala planetaria, lo que nada tiene que ver con la eventual emergencia de nuevos estados que, en el mejor de los casos, apunten a formas de capitalismo de estado. Rechazamos con carácter general el llamado "derecho de autodeterminación nacional", negamos que tenga un carácter universal, aplicable en toda circunstancia, cuando la experiencia histórica enseña que sólo termina favoreciendo a otras élites que mantienen sometido al proletariado a la explotación, y terminan negando a eventuales minorías a su interior el principio y el derecho que para sí reclaman. Estamos persuadidos de que la práctica y la exigencia de tal derecho debe estar reservado en exclusiva para aquellos territorios objeto de opresión y explotación colonial manifiesta e indiscutible.

Intentamos tomar nuestras decisiones por consenso, aunando posturas. Cuando no lo conseguimos, la “minoría” no tiene que sentirse vinculada. No creemos en la disciplina, aunque sí sabemos que a todos nos tocará ceder en algún momento. Si se quiere llamar a eso “autodisciplina”, no nos importa. Lo relevante para nosotros es que estamos convencidos de que queremos y nos interesa agruparnos en este proyecto.

Todos tenemos absoluta libertad de expresión y experimentación, y todos asumimos también la libertad de crítica de nuestros camaradas. Como garantía frente al dogmatismo y el totalitarismo, y para fomentar el debate, todos tenemos la posibilidad de publicar nuestras opiniones con independencia en nuestros medios.

Para nosotros la teoría es muy importante. Pero tenemos claro también que no debemos ni queremos perder en ningún momento de vista la realidad social y el cómo poder influir en dicha realidad, puesto que somos un grupo de activistas. Alguna vez incluso hemos caracterizado al luxemburguismo como una especie de “equilibrio inestable”, una guía para la lucha en el presente real hacia un futuro radicalmente distinto. También en ese sentido tenemos claro que esta organización está abierta a toda persona con conciencia proletaria, independientemente de sus conocimientos teóricos.

Contra la Privatización de la Sanidad


Los camaradas de DC en Madrid han acordado adherirse al MANIFIESTO DE CONSTITUCIÓN DE LA PLATAFORMA POR LA DEROGACIÓN DE LA LEY 15/97 Y LA DEFENSA DE LA SANIDAD MADRILEÑA.

Consideramos que precisamente ahora, en un momento de crisis absoluta del capitalismo, es más necesario que nunca resistir frente a todas las privatizaciones, frente a la mercantilización de los servicios públicos más necesarios para los trabajadores y la poblñación en general.

Publicamos a continuación el Manifiesto.

MANIFIESTO DE CONSTITUCIÓN DE LA PLATAFORMA POR LA DEROGACIÓN DE LA LEY 15/97 Y LA DEFENSA DE LA SANIDAD MADRILEÑA

Plataforma por la Derogación de la Ley 15/97 y la Defensa de la Sanidad Pública

Las organizaciones firmantes, enormemente preocupadas por el gravísimo deterioro que está sufriendo la sanidad pública madrileña, puesto de manifiesto en las carencias de los 8 nuevos hospitales privados –reflejadas en multitud de quejas y reclamaciones de pacientes y familiares-, y vistos los planes del PP de ahondar en el proceso hasta privatizar prácticamente toda la red sanitaria (4 nuevos hospitales 100 % privados, remodelación y paso a gestión privada de los grandes hospitales actuales, privatización de los Centros de Salud, de los Laboratorios, .....), privatización que afecta gravemente a la calidad asistencial que recibe la población sin medios para pagar asistencia privada, queremos hacer llegar a la ciudadanía madrileña lo siguiente:

El proceso de deterioro y privatización de los servicios públicos (sanidad, enseñanza,...) es una de las consecuencias de la deriva neoliberal imperante en la Unión Europea.

En el caso de la sanidad pública española, dicho proceso fue iniciado en la década de los 90 (informe Abril), con el propio PSOE en el gobierno del estado, y se aceleró con la llegada al gobierno central del PP, al tiempo que se plasmaba en diferentes modelos según autonomías y partidos en el poder (sociedades anónimas en Andalucía con el PSOE; fundaciones en Galicia con el PP; consorcios en Catalunya con CiU; concesiones en el País Valenciá con el PP…).

Con la aprobación en 1997 de la Ley 15/97 de Nuevas Formas de Gestión (con el voto a favor PSOE), y que fue presentada como el paradigma de la necesaria modernización que acabaría con los problemas estructurales del Sistema Nacional de Salud, se “legitimaron” todos los experimentos privatizadores existentes hasta aquella fecha, al tiempo que se abría el SNS a cualquier tipo de gestión privada “admitida en derecho”.

Dentro de este proceso privatizador, en Madrid, el PP mediante el Plan de Infraestructuras Sanitarias 2004-2007, puso en manos de empresas privadas la explotación de 8 hospitales durante 30 años, introduciendo el “ánimo de lucro” en las prestaciones sanitarias que

por ley ofrece el SNS. Su apertura ha destapado una cruda realidad: hospitales que no son capaces de asumir la atención de la población con unas mínimas garantías de calidad, y cuyos objetivos prioritarios son el reparto de beneficios entre sus accionistas.

Ante la pasividad manifiesta del PSOE y de los sindicatos institucionales, el PP ha dado una vuelta de tuerca más, presentando ante los empresarios la subasta del resto de los centros del Servicio Madrileño de Salud (Plan de Infraestructuras Sanitarias 2007-2011), con lo que se cierra el círculo y quedará en manos de la iniciativa privada la práctica totalidad del sistema sanitario.

Es necesario actuar con la máxima urgencia para que la población tenga conocimiento y se movilice.

Si se lleva a cabo el traspaso “masivo” de la gestión y propiedad de los centros sanitarios a las empresas privadas, la sanidad pública que le quedará a la población sin medios económicos será de segunda categoría: una sanidad de beneficencia y el rescate (vuelta a manos públicas) de los hospitales y centros privatizados será prácticamente irrealizable, por imposibilidad económica, y más en tiempos de crisis.

Múltiples estudios internacionales demuestran que los índices de mortalidad son superiores en los centros sanitarios privados con ánimo de lucro, respecto a los públicos, así como las infecciones hospitalarias y otros efectos adversos. Es lógico si tenemos en cuenta que estas empresas deben de dedicar parte del presupuesto a repartir beneficios entre sus accionistas, dinero que se detrae del presupuesto para tratamientos y plantillas necesarias.

Ante esta situación, las organizaciones firmantes (teniendo como objetivo común la derogación de la Ley 15/97) suscribimos este manifiesto y acordamos constituir una Plataforma por la Derogación de la Ley 15/97 (y las leyes autonómicas dictadas en su desarrollo) y la defensa de la Sanidad Pública.

Dada la gravedad de la situación, hacemos un llamamiento a la incorporación a esta Plataforma de todas aquellas organizaciones y colectivos que compartan los puntos citados.

Al tiempo, requerimos a aquellas organizaciones, políticas y sindicales, mayoritarias, que se reclaman defensoras de la sanidad pública, para que, sin dilaciones de ningún tipo, asuman sus responsabilidades y den los pasos necesarios para movilizar a la población y detener este proceso privatizador.

En Madrid, a 16 de octubre de 2008

Organizaciones firmantes:

AAVV Aires Nuevos (Getafe), AAVV Vientos del Pueblo (Getafe), Asamblea Alcorcón por la III República, Asociación Cultural y Juvenil ADAC, Ateneos Republicanos de Carabanchel y Vallecas, Atraie Madrid, CAS Madrid (CNT, Solidaridad Obrera, Plataforma Sindical de la EMT, Sindicato Asambleario de Sanidad –SAS-, Ecologistas en Acción), Club de Amigos de la Unesco de Madrid, Colectivo Ciudad Lineal por la 3ª República, Colectivo por la Paz y los Derechos Humanos, Colectivos de Jóvenes Comunistas, Comisiones de Base (Co-bas), Coordinadora de Sanidad de Vallecas, Coordinadora Sindical de Madrid, Corriente Roja, Democracia Comunista Luxemburguista, Iniciativa Comunista, Iniciativa Social de Parla, Izquierda Unida-Meco, Izquierda Castellana, Izquierda Independiente de San Sebastián de los Reyes, Movimiento Ciudadano en Defensa de la Sanidad Pública de Rivas, Partido Comunista de España, Partido Comunista de España (ml), Partido Comunista de los Pueblos de España, Partido Humanista, Plataforma de Ciudadanos por la República, Plataforma de Mujeres 2000, Plataforma por la Sanidad Pública de la Sierra de Guadarrama, Sindicato de Sanidad de Madrid-CGT, Sindicato Único de Sanidad e Higiene (SUSH), Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (SODePAZ), Verdes-Grupo Verde de Alcorcón, Unión de Juventudes Comunistas de España.

Las organizaciones o grupos que quieran adherirse, pueden contactar a través del correo: matusalen.salud@gmail.com

Financieros del mundo: ¡sacad vuestras especuladoras zarpas de nuestras pensiones!


A la hora de emprender una larga travesía marítima, no es probable que una persona en su sano juicio aceptara embarcarse en un barco cualquiera. Y menos en uno tripulado por una marinería integrada por tipos proclives a cagarse por las patas abajo cuando se desencadena una galerna. Cuando lo que está en juego es nuestra vida, la razón y el instinto de supervivencia aconsejan dejarse de tonterías y elegir compañeros de viaje fiables.

De idéntica manera, tampoco nadie en su sano juicio debería escuchar esos cantos de sirena que invitan a trasladar las pensiones de jubilación desde la nave del Estado a la oscura bodega de los bergantines que trafican con fondos bursátiles. Pues la catadura y pericia de su tripulación inspira poca confianza, como se acaba de demostrar a raíz de la tormenta iniciada por las hipotecas subprime. Esos gestores financieros que en tiempos de bonanza se pavonean arrogantes por las cubiertas del barco, se desmoronan al primer nublado, y si la tormenta arrecia son los primeros en huir en los botes de salvamento, dejando a los pasajeros abandonados a su suerte.

Durante el otoño de 2008, las aguas se han vuelto turbulentas en el océano económico. Flamantes transatlánticos de las finanzas se fueron a pique mientras los telegrafistas de los medios informativos no cesaban de transmitir pavorosas noticias: "Jornada negra; el crack financiero a la vuelta de la esquina; las Bolsas se desploman; pánico en los mercados", eran titulares recurrentes. Según Jaime Caruana, director del Departamento de Asuntos Monetarios del Fondo Monetario Internacional "en estos momentos hay cierto grado de miedo irracional en esta fase de la crisis financiera".

Así que esas orgullosas instituciones, que se presentaban ante nosotros con tanto empaque como presunción de eficacia indiscutible, son las que ahora están afectadas por el desplome, o sea, pérdida de aplomo; el pánico, es decir, miedo extremado o terror producido por la amenaza de un peligro inminente, y que con frecuencia es colectivo y contagioso; y, para colmo, irracionalidad. ¡Vaya panorama! Y es en tales buques, con tan inestables tripulaciones, donde las sirenas liberales pretenden que arriesguemos nuestro futuro de pensionistas.

No todos los países cuentan con un sistema público de pensiones de cobertura universal, como (aproximadamente) es el modelo vigente en España. Defender la continuidad del sistema público, allí donde el esfuerzo político y social ha logrado implantarlo, no es un capricho ideológico, sino un reflejo del más genuino instinto de conservación. Desde hace alrededor de un siglo, la experiencia y la cruda realidad han aconsejado que la prestación de servicios considerados básicos para la población, como la sanidad y la enseñanza, esté a cargo del Estado. Única forma de garantizar la continuidad y universalidad de las prestaciones.

El dogma liberal que sostiene que el mercado asigna los recursos mejor que un sistema público democrático, tiene un rigor parecido al de la Inmaculada Concepción. Dicho sea esto con respeto hacia las concepciones y conceptos de cualquier índole, incluidas las ideológicas. Sólo que aquí hablamos de una materia tan delicada como nuestra supervivencia el día de mañana, cuando el natural declive biológico nos impida ganar el sustento por propia mano. Un asunto que no admite bromas. Y mucho menos las de esos charlatanes a sueldo de los think tank neoconservadores, que pontifican sobre las virtudes del mercado con una mezcla de arrogancia, frivolidad y falta de rigor. Sobran debates metafísicos sobre la gravidez de la Mano Invisible, pues lo que urge remediar es la extrema gravedad de la situación a la que nos ha conducido la invisibilidad y opacidad de las finanzas. Con sus operaciones off shore y resto de agujeros negros por donde se esfuma la riqueza.

Lo que de verdad le importa al ciudadano es que su pensión de jubilación, es decir, la seguridad de contar con un ingreso en la edad provecta, no se encuentre amenazada. Y esa amenaza surge de la funesta combinación de frivolidad académica liberal y codicia de los gestores financieros que se traduce en ineficacia de comportamiento de los mercados libres de control. Según se desprende del enunciado de Clausius para sistemas termodinámicos, abandonado a sí mismo, un sistema cerrado tiende a alcanzar su máximo estado de desorden. De manera similar, fuera de control, el sistema financiero ha alcanzado niveles de máximo desorden.

Una vívida imagen de ese desorden la ofreció el famoso reloj que registra la deuda de los Estados Unidos en la Bolsa de Nueva York, que se colapsó el pasado 10 de octubre al quedarse sin dígitos para mostrar el pasivo de la mayor economía mundial: más de 10,2 billones de dólares (un trillón de dólares, en terminología anglosajona), alrededor de 7,4 billones de euros. Tres días antes, la prensa estadounidense ofrecía desoladoras noticias sobre los fondos de pensiones. El Houston Cronicle alertaba sobre el hecho de que los planes privados de pensiones habían perdido dos billones de dólares en los últimos 15 meses, según estimaciones del director de la Oficina Presupuestaria del Congreso, Peter Orszag.

Al contrario que los ejecutivos de Wall Street, las familias estadounidenses no disponen de un paracaídas dorado al cual recurrir. La crisis de la vivienda, la contracción del crédito y otros problemas financieros han golpeado las pensiones y otros fondos de retiro, las formas más comunes de ahorro en Estados Unidos. Más de la mitad de las personas sondeadas por encargo de The Associated Press-GfK entre el 27 y el 30 de septiembre temen que tendrán que trabajar más años para poder jubilarse al haber descendido el valor de sus ahorros. Orszag indicó que ese temor tiene fundamento. Al estar invertidos en acciones bursátiles, los fondos de pensiones públicos y privados y las cuentas privadas de retiro de los trabajadores han perdido el 20% de su valor general desde mediados del 2007.

Con las turbulencias bursátiles, también las rentabilidades de los fondos de pensiones de millones de chilenos cayeron a niveles históricos. El valor de los activos de los fondos de pensiones disminuyó 16.184 millones de dólares frente al mismo período mes del 2007. En Chile, el sistema de pensiones fue privatizado en la época del sangriento dictador Augusto Pinochet, siguiendo las instrucciones de los Chicago boys, los economistas educados en una de las más furibundas escuelas neoliberales. Hasta que hace unos meses la presidenta Bachelet introdujo una pensión mínima, millones de chilenos de las clases más humildes no contaban con ningún ingreso al llegar a la vejez.

¿Acaso debería el capitalismo ocuparse de las pensiones de vejez de los no inversionistas? Eso es un asunto que pertenece al campo de la solidaridad y no del egoísmo, principo rector del sistema capitalista en sus distintas variantes de avaricia, codicia e interés. Como explicó en el XVIII su profeta Adam Smith, en La riqueza de las naciones, el capitalismo no pretende ejercer la filantropía. Será el interés y el beneficio propios del "carnicero, el panadero o el cervecero" los que procuran nuestra cena y no "su benevolencia" o "sus sentimientos humanitarios". "A ellos no les hablamos de nuestras necesidades, sino de su interés".

Abandonados a sí mismos, esto es, a la lógica estructural de la codicia, el resultado del comportamiento de los mercados no regulados era fácilmente previsible por una elemental aplicación de la teoría matemática de juegos. Pese a ello, la desregulación -otro estandarte de guerra neoliberal- ha regido la economía durante las últimas décadas. Un período durante el cual la literatura económica dominante y los grupos de presión se han dedicado a difundir los sagrados mandamientos del llamado Consenso de Washington. Mientras que los enfervorecidos talibanes ultraliberales hacían profesión de fe en el dogma del no intervencionismo profiriendo el grito sagrado: "Que el Estado saque sus sucias zarpas de mis asuntos".

Pero cuando este tinglado mercantil y financiero se ha venido abajo, todos sus protagonistas han pedido, algunos de rodillas, que venga el Estado a poner bajo control esta situación desbordada. Enfrentados a una crisis, lo único que saben hacer los gestores financieros, los capitanes de industria o los empresarios del ladrillo, es gimotear como niños a los que el juego se les ha ido de las manos. "Hagamos un paréntesis en el mercado", dice el presidente de la patronal española, hasta ayer gran libremercadista. "Que el Gobierno subsidie con 1.000 euros la compra de un vehículo", sugieren con descaro los vendedores de automóviles (en lugar de aplicar ellos, en buena regla mercantil de oferta, un descuento de ese tipo). No, ahora vienen todos a suplicar de manera vergonzante que Papá Estado se encargue de reponer los cristales rotos.

A la primera de cambio, estos mercachifles de tres al cuarto pasan de la arrogancia a un desmayo propio de ñoñas damiselas victorianas. Mientras que el Estado, por definición, está obligado a ser fuerte: Non est potestas super terram quae comparetur ei. "Nada hay en la tierra que pueda compararse con él. Está hecho para no tener miedo. A toda cosa altiva la ve bajo él; y es el rey de todos los hijos del orgullo", escribía Thomas Hobbes en el prólogo de Leviatán, el libro en el que propuso un modelo de poder basado en un Estado autoritario cuya grandeza fuera semejante a la de ese Leviatán bíblico al que "los montes le ofrecen tributo así como todas las bestias salvajes que allí retozan" (Job, 40, 20).

Y para salvar al mundo de la peor crisis económica ocurrida desde 1929, los diferentes Gobiernos del mundo, comenzando por el estadounidense -gran referente de neoliberales-, han tenido que intervenir en "los mercados" inyectando millonarias cantidades monetarias y nacionalizando, de forma más o menos explícita, buena parte de las principales entidades de banca privada. Con dinero, claro está, procedente de los impuestos que gravan los ingresos de las capas asalariadas de la población. Porque ya se sabe que los ricos no pagan impuestos al depositar su capital en invisibles paraísos fiscales. Y en lo tocante a las empresas, se nos ha dicho hasta la saciedad, hay que aliviarlas del peso fiscal.

A todo esto ¿qué hacemos con las pensiones de jubilación? ¿Prestamos oídos a los que nos aconsejan ponerlas en manos privadas o seguimos confiando en que las garras de Leviatán las defiendan de la codicia financiera? Incapaces para detectar el crash financiero que guardaban en el cajón del escritorio, los servicios de estudios de las entidades bancarias se atrevían, sin embargo, a predecir el derrumbe de los sistemas públicos de pensiones ¡nada menos que a treinta años vista! "El futuro resulta un tanto descorazonador: en 2040, el 16% del PIB español se dedicará a las pensiones de vejez", decían en tono apocalíptico. La propuesta de equilibrar la distribución de la riqueza a través de una Renta Básica Universal, se rechazó olímpicamente con el argumento de que supondría un 12% del PIB. Sorprende que nadie se rasgue hoy las vestiduras ni arroje ceniza sobre sus cabezas cuando, aquí y ahora, en 2008, los planes del Gobierno de España para inyectar liquidez y subsidiar con avales al sistema bancario suponen 150.000 millones de euros, un 15% del PIB.

El inolvidable humorista Miguel Gila anunciaba una bebida entablando un diálogo telefónico con los zumos de naranja derivados de zumo concentrado, afeándoles lo absurdo que parecía todo ese proceso de concentración-desconcentración pudiendo envasar directamente el zumo exprimido de las naranjas. Un absurdo similar al que se produciría si dejamos las pensiones en manos de los especuladores. Pues, una vez que éstos hicieran naufragar el barco, cosa que han demostrado que es lo mejor que saben hacer, tendría que ser el remolcador del Estado el que acudiera al rescate de los damnificados. Comprenderán que, para ese viaje, es mejor dejar las cosas como están. Resulta más seguro y más barato, esto es, más económico.

Basta ya de esos experimentos tan frívolos intelectualmente como delincuentes en la acción. A la vista de los últimos desastres, estaríamos absolutamente faltos de conocimiento si abandonáramos nuestro futuro en las manos - invisibles por supuesto- de los mercados financieros. Así que, señoras y señores neoliberales, dejad de aburrirnos con vuestras monsergas sobre la privatización de los servicios y pensiones públicas. Con las cosas de comer no se juega, de manera que no nos toquéis más las naranjas: haced el puñetero favor de sacar vuestras especuladoras zarpas de nuestros asuntos vitales.

José Antonio Pérez
Miembro del Observatorio de la Renta Básica de Ciudadanía de Attac Madrid

jueves, 23 de octubre de 2008

RED LUXEMBURGUISTA INTERNACIONAL



En esta organización nos agrupamos militantes luxemburguistas, que compartimos los postulados de Rosa Luxemburgo. Nuestro objetivo, como miembros de la clase proletaria, es ayudar a organizar la revolución mundial, aportando nuestras perspectivas, basadas en el socialismo y la democracia radicales.

Actualmente, contamos con militantes en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Portugal y Reino Unido. Evidentemente, no somos ni pretendemos ser los únicos activistas que reivindican el pensamiento de Rosa Luxemburgo. Tampoco creemos que el Luxemburguismo pueda ser un dogma. Todos los militantes pueden exponer libremente sus ideas, pues la Libertad es una condición indispensable para la construcción del Socialismo.

El trabajo de Luxemburgo sobre la autoorganización democrática de la clase obrera, los procesos de huelgas de masas, el funcionamiento de la acumulación capitalista, y su oposición constante a todas las formas de nacionalismo, es, creemos, clave para la comprensión y la interpretación del mundo actual. Pero su obra surgió de la vida, desarrollando la tradición del pensamiento marxista de la clase obrera, que incluye el trabajo de muchos otros antes, durante y después de su tiempo. Nos inspiramos en toda esa gran tradición, no sólo en la obra de ella.

Animamos a todos los que compartan las ideas de Rosa Luxemburgo a contactar con nosotros y a unirse a esta Red, pues a todos está abierta.

martes, 21 de octubre de 2008

La Factura de la Luz



El sábado 12 de Julio, en el programa Informe Semanal, se emitió un reportaje sobre el reciente incremento de la factura de la luz y la situación energética en España.

Acorde con la organización tradicional de los reportajes de este programa, se trató el tema de forma somera, breve, pero introduciendo gran número de temas y dando la palabra a diversos portavoces de las partes implicadas.

No podemos olvidar que Informe Semanal, pese a las lógicas presiones y a los controles por parte del poder de sus contenidos (que se han hecho más y más evidentes a lo largo de los últimos años) sigue siendo uno de los muy escasos programas interesantes en las televisiones españolas. No tiene ni la profundidad, ni la crítica, ni la independencia de Documentos TV o Línea 900, lo que le ha posibilitado mantenerse en un horario privilegiado, y no sufrir los vaivenes horarios (normalmente encaminados a provocar la desaparición) que la dirección de RTVE ha producido en esos y otros programas. Pero sigue conservando gran parte del interés que antaño tuviese.Y muchos de los trabajadores que lo hacen siguen demostrando su profesionalidad e incluso a veces son capaces de burlar el intervencionismo de la “linea editorial” de RTVE. Lo que no es poco en los tiempos que corren.

Entrando ya en el contenido concreto del reportaje, quizás lo más destacable desde nuestra perspectiva fueron las siguientes cuestiones:

En primer lugar, las intervenciones del representante de los consumidores en los entes sobre energía del estado. Este señor puso de manifiesto algunos puntos que muestran la realidad del sector energético español, frente a lo que el gobierno de ZP nos cuenta. Dejó claro “nuestro representante” (el “oscurantismo” en las organizaciones de consumidores sigue siendo un grave problema en este país) que para comprender la factura de la luz y para decidir qué potencia contratamos poco más o menos tendríamos que hacer un master o algo así. Ya se sabe: cuanto menos sepamos, cuanto más “complejas” sean estas cuestiones, más fácil será engañarnos.

Pero, sobre todo, mostró cómo del coste total de la factura, más de la mitad se debe a impuestos y tasas destinadas al pago de políticas y acuerdos entre el gobierno y las todopoderosas empresas energéticas.

El IVA es el 16%, lo que implica que un bien de primera necesidad como es la energía eléctrica es tratado de la misma forma que otros bienes menos necesarios. Es un ejemplo más de cómo en España priman los impuestos indirectos sobre aquellos que gravan la desigual distribución de la riqueza. Porque, que sepamos, los ricos no tienen por qué usar más la lavadora o la cocina que los pobres. Curiosamente, no es lo habitual en todos los países de la UE (como justifica el gobierno). En Portugal se aplica a la energía eléctrica un IVA reducido del 4%, incluyendo así este producto tan necesario en la lista de aquellos que reciben un trato fiscal privilegiado precisamente por su carácter de producto básico.

También comentó este señor cómo se sigue pagando (aunque ya no aparece igual que antes en las facturas) la moratoria nuclear, ahora en forma de amortización del gasto de las empresas energéticas en este tipo de energía y sobre todo para compensar que no puedan hacer lo que quieren (y para lo que están desarrollando junto al gobierno una intensa campaña informativo-propagandística): llenar nuestras tierras de centrales nucleares, desoyendo los peligros desgraciadamente demostrados de esta energía y el mayoritario rechazo social que provoca.

También destinamos en torno a un 10% de nuestra factura al desarrollo de las energías renovables. En nuestra opinión, éste es el único gasto que podría estar plenamente justificado en la factura, pues es la única verdadera “inversión de futuro” que hacemos. Lo que no se entiende tanto es el alarde que hacen los gobernantes en relación con lo que “destinan” a las renovables, teniendo en cuenta que lo pagamos todos los contribuyentes y por una vía (los más injustos impuestos, los indirectos) que la mayoría desconoce. Además, lo que se está haciendo es que nosotros les costeemos las inversiones en renovables a las eléctricas, cuando bien podría organizarse el desarrollo de esas energías de otro modo, mucho más rentable socialmente.

El otro “tema estrella” del reportaje fue el mensaje (lanzado de forma explícita, implícita y subliminal) con el que se trata de justificar la subida actual y las que se nos vienen encima en los próximos meses y años (tanto de la electricidad como del gas,…): no pagamos lo que cuesta realmente producir la energía que consumimos. No vamos a entrar en la cuestión de que ciertos productos no tendrían que “medirse” de esa forma, en que es perfectamente lógico, comprensible (y se ha hecho y se hace actualmente) que ciertos productos no tengan “precio” o su precio no se calcule en función de sus costes “reales”. Tampoco entramos ahora en que hoy es perfectamente posible un mundo sin dinero. Nos tacharían, injusta y a-científicamente, de “utópicos”. Aunque el poder sabe que los que eso planteamos (que no sólo somos nosotros) tenemos razón.

Sencillamente, preguntamos: en ese coste real que no pagamos, ¿se incluyen los enormes beneficios de las empresas energéticas?

El discurso más repugnante, por ser fiel reflejo de la catadura del personaje, es en este sentido el del execrable y arribista ministro de industria de nuestro gobierno. Según ese señor, no sería lógico mantener la situación pues significaría que nos estaríamos “hipotecando” para un futuro. Habría que recomendarle a ese señor que dedique sus ingenierías financieras a sus amigos dueños de acciones de las eléctricas. Y que al menos tenga la desfachatez de no decir tantas pamplinas, porque cada vez que abre su boca es un insulto a la inteligencia.

Quizás lo peor de todo es lo que se percibe tras esta subida de la energía. No sólo pretenden convencernos “por las malas” de las virtudes de la nuclear y hacernos creer que somos unos despilfarradores y unos subsidiados (cuando quienes reciben miles de millones en subsidios que todos pagamos son precisamente las compañías eléctricas). También quieren hacernos tragar el modelo actual de desarrollo de las renovables.

Estas energías, que en principio podían ayudar a una transformación radical no sólo del modelo energético sino también del modelo económico y social, están siendo entregadas con la asquerosa complicidad del gobierno a las multinacionales del sector y a toda una serie de grandes inversores. Mientras aquellos que tratan de autoabastecer su consumo y actuar de una manera responsable con el medio ambiente no ven ninguna ayuda gubernamental seria, las grandes empresas ven cómo se les subvenciona por múltiples formas su acaparamiento y control de las nuevas energías. No sólo nos referimos a las multinacionales del sector: en el negocio de las renovables están entrando muchas grandes empresas.

No debe asombrarnos que un gobierno ¿socialista? obre de este modo: tienen sus antecedentes. Tanto el gobierno de Felipe González como la empresa Construcciones Aeronáuticas (CASA, antes de incorporarse a EADS) rechazaron una propuesta formal y muy bien documentada de la Sección Sindical de CGT para fabricar aerogeneradores en las factorías, como alternativa a los ERTE y EREs que a mediados de los 90 afectaban a los trabajadores al tiempo que como alternativa estratégica a la fabricación de aviones militares, "Pasaron" de la propuesta, pero, curiosamente, poco tiempo después GAMESA – Eólica (hasta esas fechas apenas un proyecto en fase experimental) facturaba un 30% más que su división aeronáutica. GAMESA, radicada en Euzkadi y propiedad del BBV, se convirtió en el fabricante “nacional” de aerogeneradores. ¿Favores al capital (representado en este caso por uno de los bancos más poderosos y principal lobby que apoyaba al PSOE, al tiempo que lo proveía de ministros y altos responsables económicos, como el todopoderoso Carlos Solchaga) y de paso complacía al PNV, matando dos pájaros de un tiro, mientras que despreciaba asegurar el futuro del sector público?

Es vergonzoso que las medidas aprobadas por el gobierno para las nuevas edificaciones o no se cumplan o sirvan para incrementar aún más los costes de las viviendas. Es lamentable que una energía tan abundante en nuestros lares como la solar se esté dejando en manos de grandes empresas a las que el medioambiente y las necesidades de los ciudadanos les importan bien poco. En lugar de eso, podría plantearse una política de apoyo a la producción controlada por los municipios. Eso descentralizaría esa producción y favorecería el autoabastecimiento, al menos en los medianos y pequeños municipios de la mitad sur peninsular, donde las horas de insolación anual lo permiten sobradamente.

Recordemos que el concepto de “rentabilidad” no sólo puede considerarse desde un punto de vista económico (y conste que las renovables sí son rentables). También podríamos hablar de “rentabilidad medioambiental”: en este caso la apuesta por las renovables tiene un sentido muy evidente. Pero ese sentido se hace mayor si se cumplen dos condiciones:

Que no se trate de un simple mecanismo para aumentar el consumo. Porque entonces no estaría sustituyendo a las energías no renovables y contaminantes, por lo que el problema seguiría ahí.

Que se consiga que producción y consumo se acerquen espacialmente lo más posible. No se trata sólo de construir grandes plantas productoras (que también son necesarias), sino de conseguir también el autoabastecimiento de energía en todos los lugares posibles. Eso evitaría pérdidas innecesarias de energía ya producida.

Pero, además, podemos hablar de “rentabilidad social”. Las energías renovables tienen la virtud de poder cambiar por completo el escenario energético mundial. Y con ese escenario estarían cambiando otras muchas cosas (incluidas las relaciones políticas y económicas internacionales). En cualquier caso, si alguien puede producir en su vivienda toda o gran parte de la energía que consume, lo que resulta evidente es que será mucho más autónomo respecto de las grandes multinacionales del sector energético. Si son poblaciones enteras las que son más o menos autosuficientes, esa autonomía se hace mayor, porque es colectiva, y más peligrosa para el sistema. Y en el caso de los países subdesarrollados, la rentabilidad social se hace aún más necesaria.

Imaginemos por un momento que un municipio mediano o pequeño, en lugar de costear los despilfarros a los que nos suelen tener acostumbrados (desde inútiles y cutres actos auto-propagandísticos hasta los mismos derivados de un consumo eléctrico derrochador), invirtiera recursos en la producción de renovables. Como mínimo, se ahorraría la factura de la luz de todo lo público (alumbrado,…). Incluso podríamos estar hablando de un ahorro en las facturas de los habitantes de ese municipio. Porque, recordemos, los habitantes del municipio son o deben ser los que gestionen, de un modo u otro, ese municipio. Los munícipes, alcaldes y concejales, aunque a veces lo parezca, no son los “dueños del pueblo”. Además, si estuviera en juego algo como el ahorro, ¿no se implicarían más los ciudadanos en las cuestiones de su municipio?

Hay otro aspecto en esa rentabilidad social. Los combustibles fósiles se agotan, al nivel de producción que se necesita hoy. Eso no tiene remedio y se sabe. Nuestro sistema económico está basado en ellos. La alternativa que se plantean hoy gobiernos y poderosos es la nuclear, que exige una aún mayor concentración de capitales, por lo que sólo las multinacionales podrían controlar el sector. Frente a esto, la producción de renovables sí es factible a pequeña escala, lo que ataca en su base a los monopolios y al poder derivado del control de algo tan necesario como es la energía.

Estamos hablando de un cambio radical en todos los aspectos. Y bastante sencillo de realizar desde un punto de vista técnico. Eso lo saben las multinacionales. Y lo saben nuestros gobernantes. Por eso creemos que se debería apostar por ese otro modelo descentralizado que se oriente al autoabastecimiento y que tenga como bases las “rentabilidades” sociales y medioambientales. En esa apuesta tienen mucho que decir las organizaciones y grupos ecologistas, así como las asociaciones ciudadanas en general.