martes, 23 de octubre de 2007

Crónicas de "la Francia de después"

1. Los regímenes especiales de jubilación en Francia
(21 de Octubre de 2007)[1]

Se nos había prometido, esta vez “sin trolas”, que las últimas elecciones realmente iban a cambiar las cosas. Se tendría por fin el Elegido (del pueblo y de una determinada fuerza mítica) que volvería a poner a Francia en el camino correcto. Así, después de cinco años de intenso bombardeo mediático y una campaña muy superficial, Sarkozy fue elegido el 6 de mayo pasado. Desde entonces, era necesario acoger a la derecha sin complejos[2] (o sin vergüenza, para los íntimos) y su mensaje: "imaginemos Francia después"[3].

Desde entonces, "nuestro" presidente se volvió aún más omnipresente que nunca en los medios de comunicación. Todos los periodistas se pusieron de acuerdo en decir cuán diferente es él (imagínense, él hace jogging todo el día), hasta qué punto él estaba próximo al pueblo humilde,... Además, se nos preparaba un escenario a lo Kennedy: la pareja "Cécilia-Sarko" se nos presentaba en un decorado de lentejuelas y glamour...

Por todas partes ha reinado un ambiente artificial, como que todo estaba cambiando. Todas las reformas prometidas (realmente apenas mencionadas durante la campaña) se establecían rápidamente con el fin de sacar a Francia de una supuesta quiebra, quitarle “su sombrero de mal estudiante” de los países occidentales y restablecer el crecimiento y el poder adquisitivo. Todos los oportunistas de todas las opiniones (izquierda y derecha, cantantes, intelectuales) se lanzaron a los pies del “Mesías”. ¿Nadie es profeta en su país?

He aquí pues la presentación oficial de los acontecimientos de estos últimos meses. Esta descripción ha sido recogida tal cual por los medios de comunicación internacionales, ¡hasta el punto que incluso Vanity Fair ha declarado que Sarko-superstar era el hombre más elegante y bello del mundo, al mismo nivel que Brad Pitt!

Sin embargo, es otra versión totalmente distinta la que se propone aquí. Quiere dirigirse en particular a nuestros contactos y otros militantes extranjeros, una suerte de tarjeta postal de esta "Francia de después".

Ante todo, analicemos lo que se oculta tras la "ruptura"[4] de la UMP. Sarkozy, como buen político, basó su campaña sobre la vaga idea de que las cosas se harían de forma diferente. Extraña idea cuando se sabe que el personaje en cuestión ha estado en la escena política desde hace treinta años. Además, fue un miembro importante, en dos ocasiones, de los gobiernos salientes así como el presidente del partido de la mayoría. No es, pues, ajeno a las políticas de estos últimos años. Entonces, ¿es una ruptura contra qué lo que propone?

Obviamente, todo es pura demagogia. La clase obrera y la clase media están muy decepcionadas de la política en general y reina la falta de confianza. Esto explica que en 2002 la extrema derecha consiguiese ser la segunda fuerza en las elecciones. Era necesario pues jugar las mismas cartas.

Dicho esto, existe al menos una "ruptura", pero no contra la política hecha durante estas tres últimas décadas, sino contra el “estado del bienestar”. Se trata de destruir las conquistas sociales que bloquean el desarrollo económico (tradúzcanlo como crecimiento de los beneficios), de atacar a los más vulnerables (parados, jóvenes, jubilados, precarios, inmigrantes,...) tildados de "vagos" cuando no simplemente de criminales, de reducir los impuestos a las grandes fortunas, de dejar en el olvido el Código de Trabajo,...

Ahí está la "ruptura". De ahí las privatizaciones, las reducciones de cotizaciones patronales, la no sustitución de los funcionarios, los ataques contra las jubilaciones, las reducciones presupuestarias para la Educación y la Salud, y las otras medidas de austeridad.

Pero esto no es una "ruptura" con la política tradicional, es pura ortodoxia del “pensamiento único”. Todos los reglamentos y directivas europeos van en este sentido. Todos los gobiernos, tanto de derecha como de izquierda, han intentado establecer estos principios neoliberales. De ahí el recurso al nacionalismo, al egoísmo y al racismo para encubrir el problema: el sistema no puede ya permitirse mantener las conquistas sociales, las cuales deben ser dejadas atrás.

El último ejemplo de este tipo de ataques, el proyecto relativo a la jubilación de los regímenes especiales[5], dio lugar a una importante movilización por parte de los trabajadores el 18 de octubre pasado. Y esto, a pesar de la propaganda por parte de los medios de comunicación.

En efecto, como fieles servidores, los medios de prensa han preparado el terreno desde las elecciones. Los argumentos estrellas son: la necesidad de equidad, entre estos regímenes y el régimen general, y el argumento demográfico[6]. En efecto, los partidarios de la propiedad privada se presentan hoy en día como "extremistas de la igualdad" que se ven obligados a hacer una reforma para salvar a los trabajadores de ellos mismos. ¡Yendo contra su opinión, por supuesto!

Comencemos por lo más fácil: la igualdad. Ante todo, y esto a pesar del silencio de los medios de comunicación, es necesario saber que entre los "privilegiados", algunos no son contemplados por la reforma: los marineros, los mineros,... ¡y los parlamentarios! Para las dos primeras categorías, se comprende. Pero para estos últimos, no. Los “pobres”, ya ven, además de acumular funciones y reunirse cuando bien les parece (la Asamblea Nacional y el Senado están a menudo casi vacíos), tienen un oficio "penoso". Deben esperar entre dos sesiones para fumar sus buenos puros y ponerse bajo los focos de los maravillados periodistas. Este "esfuerzo", ¿les causará tener una esperanza de vida tan corta como la de los obreros?

Mientras que este detalle es ampliamente “olvidado” en los medios de comunicación, estos mismos medios sí plantean abiertamente la siguiente cuestión ante las huelgas: ¿todos unidos con los privilegiados? Se nos habla sin cesar del "jueves negro", presentándonos a los demás trabajadores como "rehenes" en manos de los huelguistas en espera de sus trenes y metros. Todo se hace para enfrentar a unos trabajadores contra otros (activos contra pensionistas, públicos contra privados, huelguistas contra usuarios) y evitar, de esta forma, toda solidaridad de clase. Ya que, en el fondo, esta contrarreforma es la antecámara de una reforma más global que sustituirá a medio o a largo plazo al sistema de distribución por el de capitalización. Los bancos y las aseguradoras ya se frotan las manos...

El segundo argumento está vinculado al "realismo". Es cierto que Francia, como los otros países desarrollados, experimenta una disminución de la natalidad y un aumento de la esperanza de vida. Por lo tanto, habrá cada vez menos activos para cada vez más pensionistas. La reforma estaría justificada por este simple cálculo aritmético...

Ahora bien, aunque vinculados, las jubilaciones no se financian por el número de trabajadores activos sino por la riqueza real, por la riqueza producida por estos trabajadores. Lo que no dicen es que las riquezas producidas no fueron jamás tan cuantiosas como hoy, y esto incluso con menos trabajadores proporcionalmente. En efecto, el PIB (riqueza producida por un país) no tiene hoy nada que ver con el de la posguerra, cuando se establecieron los regímenes de jubilaciones. El problema es muy distinto.

¿Dónde está entonces el problema? ¿Hay más recursos que antes y no es posible financiar jubilaciones para todos (públicos y privados) con 37,5 años cotizados? El problema está en realidad vinculado a la distribución de las riquezas. Ésta se está volviendo cada vez más desigual. Como lo explica bien el sindicato SUD, "el supuesto problema de la crisis de las jubilaciones no es más que un pretexto. El Consejo de Orientación de las Jubilaciones, órgano gubernamental, calculó el coste de una vuelta a los 37,5 años en 0,3 puntos del PIB (riqueza nacional). Eso no puede compararse de ningún modo con los 10 puntos del PIB que pasaron, durante los 20 últimos años, de la masa salarial a los beneficios... y esta evaluación se revisó incluso a la baja en 2007. Lo reiteramos, el problema de las jubilaciones no es un problema financiero, sino una “opción de sociedad."[7]

En efecto, ahí está toda la cuestión. "En 1980, sobre 100 puntos del PIB, 70 iban a la masa salarial y 30 a los beneficios." En la actualidad, solamente 60 van a la masa salarial y 40 a los beneficios."[8] Mientras que los trabajadores son los que producen las riquezas, ellos obtienen una parte cada vez más pequeña de ésta. De golpe, la seguridad social conoce un enorme déficit, los salarios son muy bajos… ¡y ahora arremeten contra las jubilaciones!

Todo esto muestra bien a las claras que, desde el final de los “gloriosos Treinta”, la correlación de fuerzas entre la clase obrera y la burguesía se ha deteriorado. Con el masivo desempleo y con un sindicalismo oficial que se limita a la "negociación", el nivel de vida de los trabajadores se deteriora. Las contrarreformas se suceden y son “la norma” sin que los sindicatos puedan defender a los trabajadores. O bien los dirigentes sindicales apoyan abiertamente el proyecto, o bien no organizan absolutamente nada, o bien apelan a "jornadas de acción”, distantes entre ellas, hasta que el movimiento pierda su amplitud (como pasó en 2003).

Ahora bien, la reciente historia lo muestra a las claras: los únicos éxitos han sido todos fruto de luchas decididas (1995, 2006 contra el CPE[9]). En este último caso, fueron los estudiantes quienes organizaron, de manera muy autónoma, la respuesta. Por supuesto, después, los partidos de izquierda y los sindicatos fingieron ser los que construyeron este movimiento que se oponía al CPE y al CNE, y muchas veces a todos los contratos precarios, para limitarlo al CPE ... En este sentido, la lucha fracasó.

Volviendo de nuevo al último ataque contra las jubilaciones: hace meses que Thibault (CGT), entre otros dirigentes, utiliza un lenguaje "radical". Pero no ha habido nada más. ¿Por qué han esperado el anuncio del Gobierno declarando que estaba listo para esta reforma, si nadie dudaba que sólo era una cuestión de tiempo? ¿No saben que quienes golpean primero lo hacen dos veces?

Finalmente, se decidió una jornada de movilización para el 18 de octubre. Fue un rotundo éxito, aunque los medios de comunicación le concedieron tanta importancia como al divorcio de Sarkozy. Entre 150.000 (según la policía) y 300.000 (según los sindicatos) manifestantes por toda Francia, un 73,5% de huelguistas en la SNCF[10] (en 1995 hubo un 67 %), un 58% en la RATP[11], un 51,9% en EDF[12], un 10% de profesores,... Por supuesto, en vez de preparar un debate público, los medios de comunicación se limitaron casi exclusivamente a dar la palabra a los usuarios "exacerbados".

Ante esta fuerte advertencia, el mensaje del Gobierno fue que "quiere negociar, pero el proyecto se aprobará". Siempre la famosa negociación, sostenida en cuerpo y alma por la patronal y los políticos (una mayoría de derechas y una oposición de izquierdas). Esto muestra bien a las claras hasta qué punto es eficaz ... para la burguesía. Basta con hacer una ley muy hostil y a continuación ablandarla un poco después de las negociaciones. Así, se hacen algunas concesiones, pero todo está delimitado por adelantado. Pero, ¿qué hacen los sindicatos?

La CGT[13], protagonista clave del movimiento, llama a la reanudación del trabajo al mismo tiempo que Sarkozy dice que no cederá y que la movilización no ha sido tan fuerte como para eso. Por su parte, SUD y FO[14] propusieron seguir. Lo más importante es que bastantes trabajadores han votado prolongar la huelga: las asambleas generales en París, Sotteville-lès Ruán, Marsella,...

Es aquí donde hay que jugárselo todo. Es a los trabajadores, objetivos de los ataques, a quienes corresponde el derecho a decidir por sí mismos. Si delegan ese poder, sea a quien sea (políticos, sindicalistas o “revolucionarios”), la batalla está perdida de antemano. Sólo la lucha produce resultados. Los huelguistas no se equivocaron: "Luchar más, para ganar más"[15].

Los sindicatos son, por supuesto, una herramienta en la lucha de clases. Son útiles en el marco de las reivindicaciones en las empresas y también en el marco de verdaderas reformas que favorezcan a los trabajadores. Muchos obreros han sido perseguidos para que existan hoy. Por contra, la mayoría de ellos forman ahora parte del capitalismo, fundamentados en la teoría del "diálogo social" y en un falso consenso. Todas las distintas versiones de la dominación capitalista lo han hecho ya desde hace más de un siglo: el liberalismo, el fascismo, el capitalismo de Estado,... Son órganos llamados a canalizar las luchas, a mantenerlas dentro de la lógica capitalista ... Es por eso que la patronal aplaude a menudo la “responsabilidad” de los dirigentes sindicales.

A partir de aquí, se convierten en obstáculos al progreso. A partir del momento en que se oponen a la soberanía de los trabajadores ... desempeñan un papel reaccionario y es necesario luchar contra ellos.

Para resumir, aunque los trabajadores puedan defenderse a través de los sindicatos en las luchas por reformas (casos cada vez más raros) o por reivindicaciones a nivel de empresa, se convierten muy a menudo en herramientas de la reacción en las luchas importantes, sobre todo cuando éstas se oponen a la lógica capitalista. Es necesario pues sustituirlos por consejos de los trabajadores, cualquiera que sean sus formas (AG, Comités...), realmente democráticos, en cuanto éstos aparecen, incluso en los combates estrictamente reformistas.

Estas luchas deben ser lo más amplias posibles. En efecto, los ataques contra una categoría de trabajadores se inscriben en una estrategia más global de lucha de clases por parte de la burguesía. Por más que nos muestren un cuadro teñido de nacionalismo donde el trabajador va de la mano del patrón para gloria de la bandera, todo eso es falso. Todas esas tonterías se evaporan en cuanto es posible aumentar los beneficios. La pintura se diluye, la cara del trabajador desaparece y solo queda el burgués triunfante.

Las deslocalizaciones, los despidos, las negativas a aumentar el SMIC[16]… ¿no son sino ataques de una clase contra otra? ¿Por qué es necesario, como trabajadores, dejarse adormecer por “cuentos de hadas tricolores”? La lucha de clases es bien real y no desaparece por decreto.

En la actualidad, el Gobierno y la patronal atacan a nuestra clase de diversas formas: privatización programada de las universidades, redadas de trabajadores sin papeles y sus familias, imposición a la fuerza del Tratado Constitucional europeo[17], reducción de impuestos por los ricos, reducciones de las cotizaciones patronales, IVA llamado "social"[18]... Se ataca a toda la clase: estudiantes, parados, empleados, etc.

En este sentido, es alentador ver el llamamiento a la unidad hecho por muchas AG. Un reciente ejemplo es el de la Universidad de Ruán el 17 de octubre[19]. Aparece el vínculo entre el combate de las universidades y el resto de las luchas.

Es esta unidad lo que asusta al poder, no las pseudo-amenazas de los burócratas sindicales. Es ella el primer objetivo. Es por eso que han recurrido a un racismo creciente de los franceses contra los sin papeles y los inmigrantes. Es por eso que han recurrido al egoísmo y al individualismo enfrentando a los trabajadores de los regímenes especiales con los trabajadores del régimen general. Es por eso que tratan a los que se benefician del RMI[20] y a los parados como defraudadores para oponerlos a los asalariados

Así pues, las consignas son por supuesto la unidad de clase para obtener regímenes de jubilaciones iguales para todos (37,5 años de cotización) y también la regularización de las personas sin papeles, la supresión de las reducciones de cotizaciones patronales,… ¡No al "diálogo social"! ¡No esperemos nada, a veces la mejor defensa es el ataque!

Por supuesto, los teóricos del pensamiento único dirán que la mundialización obliga a Francia a aplicar un plan de austeridad, ¡la competencia internacional obliga a eso! Si el capitalismo (ése es el verdadero problema, no simplemente Sarkozy) no puede permitir a la sociedad progresar más, si el futuro de los proletarios es sobrevivir según el humor de los patronos, nosotros respondemos: ¡Los trabajadores no tienen por qué pagar! ¡No tienen nada que perder salvo sus cadenas! ¡Otro mundo es posible!






[1] Reproducimos aquí la traducción de un texto que nos han enviado nuestros camaradas residentes en Francia.
[2] Sarkozy es el representante de esta derecha que no nuda a retomar las ideas de la extrema derecha (xenofobia, elitismo, moralismo, etc.). Hoy en día, esta derecha es hegemónica.
[3] Lema de la campaña electoral del UMP (Unión de la mayoría presidencial), partido unitario de derecha.
[4] La campaña electoral se basó sobre una cierta ruptura. Todos los partidos la prometieron.
[5] Estos regímenes, contrariamente a los regímenes generales (empleados de empresas privadas) y funcionarios públicos, prevén cotizaciones de 37,5 años en vez de 40. Se incluye aquí, entre otros, a los ferroviarios, a los marineros y a los parlamentarios. Como información, antes de 1993 todos los regímenes cotizaban 37,5 años. Los distintos Gobiernos desde entonces han atacado sucesivamente las jubilaciones del sector privado, luego del público (2003) y ahora una parte de las de los regímenes especiales.
[6] Se citan otros argumentos, igualmente falsos. No se trata aquí de volver de nuevo sobre ellos. El sindicato SUD (Solidarios Unitarios y Democráticos, llamado también “Solidarios”) ha elaborado un documento muy interesante a manera de respuesta : http://www.solidaires.org/article15977.html
[7] SUD Energie, SUD Rail, SUD RATP, Los regímenes especiales de jubilación : Preguntas/Respuestas, http://www.solidaires.org/article15977.html
[8] Idem, Op cit. Indicamos que en la "masa salarial" están comprendidos los salarios y la financiación de la protección social. Esta última es un "salario indirecto" para la clase obrera. Por consiguiente, todas las reducciones de las cotizaciones patronales para su financiación son una reducción de esa masa salarial.
[9] El gobierno quiso imponer un contrato precario específico a los jóvenes (menores de 26 años): el empleador podía despedir al empleado sin tener que justificarse y como quisiera durante los dos primeros años. Aunque este proyecto fue abandonado, otro tipo de contrato, el CNE, sigue existiendo: aquí las mismas características existen pero sólo puede ser utilizado por las empresas de menos de 20 trabajadores.
[10] Compañía estatal de trenes.
[11] Empresa de transporte de Paris y la región parisina: metros, trenes RER y autobuses.
[12] Empresa (en proceso de privatización gradual) de Electricidad.
[13] Central General de los Trabajadores, principal sindicato.
[14] Fuerza Obrera, vieja escisión de la CGT.
[15] Este lema de los trabajadores hace referencia a la frase de Sarkozy: “trabajar más para ganar más dinero”. Esta es la principal solución para el deterioro del poder adquisitivo. Pero, hay una verdadera respuesta a este problema (y, claro, el Gobierno no quiso hacerlo): aumentar el salario mínimo.
[16] Salario mínimo.
[17] En Francia, como en Holanda, los electores rechazaron la Constitución Europea en 2005, a pesar de la propaganda oficial en su favor.
[18] El Gobierno desea pasar el IVA del 19,6 % al 21 %. En teoría, es para frenar las importaciones. En realidad, se trata de aumentar los ingresos del Estado con un impuesto que no tiene un impacto sobre las empresas y al mismo tiempo disminuir la imposición a los ricos (“para dinamizar la economía” dicen). Recordemos que el IVA tiene una tasa de imposición única para el trabajador y el burgués. Ambos pagan lo mismo. ¡Vaya manera de ayudar a los más pobres!
[19] Este llamamiento puede ser consultado en esta dirección: http://courantintersyndical.free.fr/post.php?ID=174
[20] Ayuda pública para los que tienen bajos ingresos y que no trabajan.

viernes, 19 de octubre de 2007

Sobre la MEMORIA HISTÓRICA


Parece que el gobierno del PSOE aprobará, antes del término de la legislatura, la llamada “Ley de la Memoria Histórica”. Ante lo que parece que va a ser esa ley, los militantes de Democracia Comunista (Luxemburguista) en España queremos exponer las siguientes consideraciones:
  1. Nos parece vergonzoso que un partido que se dice de izquierdas haga una ley que para nada cumple las expectativas y deseos de los que llevan, en el silencio impuesto primero y abiertamente ahora, 70 años reclamando medidas que restituyan la dignidad de los que fueron asesinados por los fascistas sublevados en el 36. No hay una sola asociación o movimiento implicado en esta lucha por la dignidad y los legítimos derechos de las víctimas de la dictadura franquista que esté de acuerdo con el engendro que propone el PSOE.
  2. Es sencillamente indignante meter de cualquier forma en el mismo saco a quienes se sublevaron contra un régimen, pequeño-burgués pero elegido democráticamente por la mayoría, y a los que defendieron ese régimen. La sublevación y la guerra civil son responsabilidad exclusiva de los fascistas sublevados.
  3. No puede olvidarse nunca que el exterminio de la izquierda fue la respuesta elegida conscientemente por los terratenientes y la gran burguesía cuando vieron peligrar sus intereses de clase. El “sapo iscariote y ladrón” inaugurador de pantanos, y sus mesnadas de militares, curas, falangistas y requetés sólo fueron los intérpretes de la sinfonía orquestada por la oligarquía.
  4. Sin anulación de los juicios la ley será sólo una pantomima, un insulto macabro a la inteligencia. No esperábamos mucho más de nuestros hipócritas y descerebrados gobernantes, pero queremos expresar la náusea que nos producen.
  5. Probablemente, lo que se oculta tras la negativa a anular los juicios no sea otra cosa que el miedo a tener que hacerse cargo de posibles indemnizaciones a los damnificados por la represión. A tener que analizar qué pasó con las “confiscaciones” (el botín de guerra). Y a verse obligados a sufragar la búsqueda de los cadáveres de los desaparecidos y los gastos de la rehabilitación de la dignidad de esas personas.
  6. Este desenlace era de esperar. Han tardado más de 30 años en hacer algo. Han tenido mayorías absolutas y lo único que hicieron fue silenciar incluso a los que desde sus mismas filas reclamaban justicia. No podemos olvidar que el gobierno del PSOE ya ha negado, congelado o ralentizado su apoyo a muchas de las excavaciones que se han llevado a cabo. Y si ahora hacen “esto” es por la presión popular y porque de algún modo tienen que vender en sus medios de comunicación que son “progresistas” y “de izquierdas”. Cada vez engañan a menos gente.
  7. La actitud de Izquierda Unida en este asunto es lamentable. Están yendo contra sus propios militantes, muchos de los cuales están implicados en los procesos y organizaciones que tratan de recuperar a los desaparecidos y la memoria de lo que el régimen franquista intentó hacer olvidar. Su seguidismo respecto del PSOE sólo es explicable desde la lógica burocrática y electoralista en la que están inmersos. Sus ansias de ocupar cargos ante una eventual “necesidad de apoyos” por parte del PSOE nos recuerda cada vez más al “cuento de la lechera”. Ya saben cómo termina el cuento.

Queremos terminar este escrito con un pequeño homenaje a todos los que, de una forma u otra, padecieron el franquismo. Para ello queremos utilizar un poema que Manuel Orea Mateo dedicó a las muchachas conocidas como “las trece rosas”. Ahora se estrena una película sobre ellas. Y ya se realizó un documental. Este poema y su autor probablemente no sean tan conocidos. Pero la historia de este poeta que con 14 años fue a la cárcel (en 1939) por escribir poemas ejemplifica a la perfección lo ocurrido a los españoles de entonces. Nuestro más profundo reconocimiento a todos los que soportaron aquellos años.

LAS TRECE ROSAS

Sobre la arena arrojadas
de un nuevo circo romano,
por césares infrahumanos
sirviendo están de carnada
La virgen abochornada
contempla a sus trece lirios,
y con la cara tapada
llora los trece martirios;
que ellas nunca hicieron nada.
Que la inocencia más pura
es de trece condenadas
del paseo de Extremadura.
La acusación difamante,
es una mentira vil.
La muerte de un comandante
de nuestra guardia civil
por facciones encontradas
en hegemonía y poder,
fue sobre ellas volcada,
y tendrán que responder
de tan infausta mentira
que cubra a los criminales.
¡César templando su lira,
cantando a trece rosales!

¡Trece rosales, no! Sólo trece flores;
son trece niñas vendidas.
Son trece niñas menores
que pagarán con su vida
sus ansias de libertades;
trece rosas escogidas
para escudar las maldades
de las mentes más podridas.
Que aprovechan su victoria
descargando su conciencia
en víctimas propiciatorias
que oculten su violencia.

¡Ay Gabaldón si pudieras
cortar la mano asesina
que a ti la muerte te diera
a la vuelta de una esquina!
¡Ay Gabaldón, si quisieras
dar al tribunal tu luz,
con la verdad de tu cruz
sus cruces no permitieras!
Porque están siendo juzgadas
sin hacerte ningún daño,
quince a diecinueve años
tendrán al ser fusiladas;
y aunque el vientre de una de ellas
es vientre de embarazada,
pagarán otras querellas
sin participar en nada;
son cual mártires cristianos
a las fieras arrojadas,
que por seres inhumanos
habrán de ser devoradas.
Mira, que son trece rosas
como trece llamaradas,
trece muertes alevosas
que encenderán camaradas
con rojizos resplandores,
en rosas maravillosas
que germinarán en flores
destruyendo la cizaña,
para volcar sus amores
en el resurgir de España.

De la cárcel de las Ventas
salieron de madrugada,
camino de la Almudena,
al paredón de sus tapias.
Trece rosas van cantando
como trece luminarias;
los fuegos fatuos se esconden
ante el brillar de las armas.
Los pecados capitales
visten la noche de gala,
mientras la luna entre nubes
está ocultando sus lágrimas.
El silencio de la noche
se rompe con las descargas
que están mordiendo los pechos
que no verán la lactancia.
Sobre los ríos de sangre
la noche vuelca la escarcha;
y entre grises nubarrones
se viste de luto el alba.
En una fosa común,
se fundieron con la patria.
En una fosa común
esperarán el mañana,
en un resurgir de rosas
por trece rosas forjadas.

Manuel Orea Mateo, Romances para dos guerras. Forma Ediciones. 1978

martes, 16 de octubre de 2007

CHINA: ¿del Capitalismo de Estado al Capitalismo “Normal”?

En esta exposición, muy brevemente y de forma muy general, intentaremos caracterizar el régimen económico-social (y político) chino. Es un avance de un análisis más pormenorizado sobre la realidad del “gigante asiático” que estamos elaborando. Lo publicamos ante la “actualidad” de los debates sobre China (“actualidad” debida al Congreso del PCCh).

Según las autoridades (y el PCCh) China es un sistema socialista o comunista. Pero la realidad es bien distinta, y hace que sólo podamos definir a China como un régimen de Capitalismo de Estado (o monopolístico de Estado), que se halla en transición a otro “liberal”, proceso en el que las recientes admisiones legales de la propiedad privada son un jalón decisivo.

El poder político absoluto lo ostenta el PCCh, que controla de forma absoluta la vida política del país:

  • Copa por completo las instituciones y organismos
  • Ese control tiene una sanción constitucional, puesto que la Constitución consagra a la “vanguardia”: los elementos más conscientes se organizan en el PC. Se arrogan el derecho a dirigir las instituciones y la vida política, económica, social y cultural del país.
  • El poder del PC se sustenta también (se ve reforzado) en el uso sistemático y arbitrario de la represión, a dos niveles: Ideológica (control y autocontrol social, mass media, enseñanza,…). Y policial-militar (y judicial), como quedó claro en los famosos sucesos de Tiananmén, lo que se repite ante toda manifestación de descontento

Pero quizás lo más importante es que ese poder político posibilita (y se ve reforzado a un tiempo) el mantenimiento por la misma nomenclatura del poder económico, en dos sentidos:

  • Dirección económica, a través de la planificación y de la administración de las empresas.
  • Control de los recursos (naturales, humanos y de capital)

Y ese poder económico-político confiere a su vez el poder social, que se evidencia en primer término en los privilegios y las condiciones de vida de los dirigentes. Estos conformarían lo que algunos autores han denominado una “casta” burocrática. Pero en realidad debemos considerarlos una clase social antagónica a la de los productores directos (el proletariado urbano y rural). Esto es así porque las relaciones sociales de producción que se establecen entre los “burócratas” y los productores directos son capitalistas, puesto que, a través de unos mecanismos concretos (en este caso el poder político, el Estado), el aparato del PCCh controla los medios de producción (el capital), los “posee” colectivamente para un proceso orientado a la propia acumulación de capital. Es decir, el capital domina sobre el trabajo. Esta situación conlleva necesariamente:

  • La explotación de la mano de obra, de los productores directos. El uso intensivo del factor trabajo (la sobreexplotación) es determinante en las actividades económicas chinas. Eso es lo que explica sobre todo el afán por invertir allí de las multinacionales y las potencias occidentales. Se enfrentan así las carencias de capital (que además es más caro).
  • La alienación económica, pues los productores no controlan el proceso productivo que realizan ni lo que resulta de él (la producción). Nada más lejos de la socialización de los medios de producción que el sistema chino.
  • La imposibilidad de “presionar” (reivindicar) sobre la parte del producto que se les asigna como salario (negación del derecho de huelga)
  • La imposibilidad de organización sindical autónoma.
  • Unas condiciones laborales terribles (horarios, salud laboral, salarios,…)

Todo esto explica las inversiones de las multinacionales, que se están reflejando en una verdadera “inundación” del mercado mundial de productos “made in China” (y en cierres y “deslocalizaciones” de empresas en el “primer mundo”). Esas inversiones siguen un modelo que no se aparta demasiado de los mecanismos imperialistas de antaño: un acuerdo que beneficia a dos élites (en este caso la dirigencia china y la de las multinacionales), que aportan al proceso productivo factores complementarios. En este caso unos ponen la mano de obra barata, disciplinada y reprimida; y los otros los recursos de capital e intercesión ante los gobiernos occidentales para abrir mercados (como ponen de manifiesto los acuerdos de 2005 con la U.E.).

La propiedad privada recientemente aprobada no es sino una sanción legal del poder adquirido por la clase capitalista burocrática, permitiendo:

  • Mayor libertad en el uso y disfrute de lo que han arrebatado al proletariado utilizando su preeminencia política.
  • La heredatibilidad de la situación (derecho de herencia)
  • La homologación al resto de la oligarquía capitalista mundial (neoliberal), con la que comparten intereses de clase, frente a la clase trabajadora. Se conforma pues una alianza para afianzar la explotación en China, ante la cual las exigencias de respeto de los Derechos Humanos pasan a un segundo plano.

A nivel de distribución de la riqueza (medios de circulación) la prueba palpable es su desigual distribución. Evidentemente, el grupo más rico está formado básicamente por los cuadros del PCCh (partido en el que, sin ningún tipo de problemas, se inscriben los nuevos empresarios). A nivel de la producción, es el control de los medios, de las decisiones, y del proceso de acumulación, la evidencia de que estamos ante un sistema capitalista (de Estado, como lo fueron los regímenes del bloque soviético).

La tendencia más previsible es a un aumento de las desigualdades y de la exclusión social, por más que se defina oficialmente como modernización y aperturismo. Las inversiones (y las multinacionales que las hacen) se extenderán. Y el capitalismo chino se “homologará” al resto.

Sólo la combatividad proletaria (del proletariado explotado chino y del resto del mundo) puede variar el rumbo del proceso. En el aumento (muy significativo) de la conflictividad social en los últimos años (pese a la represión feroz de los “autoproclamados” comunistas) están depositadas nuestras esperanzas.

lunes, 15 de octubre de 2007

Por una revolución no violenta

"Un objetivo que necesita medios injustos no es un objetivo justo" (Karl Marx)

La ideología dominante califica de "violentos" a numerosos métodos de acción, en realidad legítimos, del movimiento obrero democrático, como los piquetes de huelga, las ocupaciones de centros de trabajo,... Ejemplos de esta criminalización por parte de la burguesía, los gobiernos y sus medios de comunicación hemos podido verlos (y padecerlos) en cada una de las Huelgas Generales desarrolladas en España, en las que se asimilaba a los piquetes sindicales, de forma malintencionada, a las prácticas mafiosas. O en las ocupaciones en Argentina de las empresas abandonadas por los patronos tras la última crisis. Esas empresas recuperadas y autogestionadas por los trabajadores se han convertido en objetivo prioritario de la reacción burguesa y de su gobierno, dado que ponen de evidencia las posibilidades reales de la socialización.

Todo eso no son formas violentas de lucha. La violencia surge en realidad del lado de la organización capitalista de trabajo, que impone a los asalariados, cuando no la pueden soportar ya más, actuar en defensa de sus derechos elementales.

Esos métodos de acción son formas espontáneas de lucha, así como la huelga general y la organización en asambleas generales democráticas y soberanas. Son pues las bases de una revolución llevada a cabo por la clase social que está sometida al salariado.

Además, una verdadera revolución democrática se hará en las conciencias, tanto como en la conquista del poder desde la base. Lo que nosotros debemos combatir y abolir es el sistema capitalista que hace que los seres humanos se vuelvan competidores y enemigos.

La revolución por la que nosotros militamos, es la revolución hecha por seres humanos iguales y libremente asociados. Esta revolución, que desemboca en el socialismo/comunismo, va en contra (a la vez por sus objetivos y por sus medios) de la ideología de la clase dominante. Ahora bien, esta ideología (que no duda en justificar las violencias de la clase dominante, y del imperialismo en particular) se encuentra tanto en las capas explotadas como en las que explotan. La revolución democrática deberá desenmascarar las ideologías mistificadoras y que sirven para ocultar la realidad, y, en particular, la violencia terrible de la esclavitud asalariada.

La revolución socialista- comunista, proceso de transformación radical de la sociedad humana realizado por ella misma, es a la vez la conquista de la democracia y de la igualdad, y la eliminación de las explotaciones, de las dictaduras y de las violencias. Se trata de pasar, a través de la revolución consciente y de las conciencias, de la era capitalista a la era de la humanidad reunida.

En 1918, diez días después de su liberación de prisión, Rosa Luxemburg asignaba a la revolución alemana el objetivo inmediato de la abolición de la pena de muerte (artículo publicado en el Diario espartaquista Die Rote Fahne de 18 de noviembre de 1918). Un mes más tarde, en el programa de la liga espartaquista, escribía: "La revolución proletaria no tiene ninguna necesidad del terror para realizar sus objetivos. Odia y detesta el asesinato"[1]

La revolución democrática es en efecto un proceso coherente: suprimir la explotación no puede hacerse empleando la explotación, suprimir la violencia no puede realizarse usando la violencia.

[1] Rosa Luxemburgo, ¿Qué quiere la Liga Espartaquista? (14 de Diciembre de 1918)

Carta a Corriente Roja

Reproducimos a continuación el escrito que dos camaradas han enviado a la organización a la que anteriormente pertenecían, y que desean hacer público.

Estimados compañeros:
Os comunicamos nuestra firme decisión de dejar de pertenecer a Corriente Roja.

La decisión está tomada desde el fundamento de estar radicalmente en contra de sus últimas manifestaciones, las cuales apoyan a los nazionalismos (los nacionalismos, sean español, catalán, vasco, etc... son cánceres de atontamiento inoculados por la burguesía local para manipular a los obreros, haciendo que se maten unos contra otros en pos de sus beneficios; los nazionalismos alejan al obrero de su verdadera lucha contra el capital y la burguesía). Recordemos a Marx cuando sobre este tema contestaba a Bauer. La liberación de los pueblos no pasa por cambiar una opresión por otra, los nazionalismos hacen que la clase obrera se divida en nombre de una bandera (es decir, de una alucinación), y si la clase obrera se divide aparecerá mas débil (y todos sabemos cómo se comportan los abertzales o los compañeros "antimonárquicos" catalanes con los obreros castellano-parlantes, igual que sus colegas de extrema derecha españolista con los obreros vasco o catalano-parlantes, por lo tanto son la misma escoria fascista).

Se ha hablado de la causa republicana,... como si a un trabajador explotado le importara que haya un rey o una república si le siguen explotando igual, es decir, si las relaciones de producción siguen intactas. Pero sobre el desarrollo de la conciencia obrera y sobre la emancipación nada de nada. Sin hablar de esa especie de frente-populismo disfrazado bajo el nombre de unión de izquierdas donde se pretende ir de la mano con los estalinistas del PCPE, u otros grupos pintorescos y diversos,... ¿Con qué objeto se unen enemigos declarados como trotskystas y estalinistas? ¿Será con el objeto de conquistar espacio político para aventuras parlamentarias y así convertirse en parte de esa orquesta burguesa que dirige a las masas y que mitiga el dolor causado por las contradicciones del sistema (pero que no destruye dichas causas) en vez de aumentar la masa obrera con la conciencia de clase desarrollada? Claro, eso sería peligroso, ya que haría que las masas pensaran por sí mismas y se planteasen su toma del poder, en vez de que lo haga una casta de políticos, embriones de la burocracia futura.
¿Cómo una organización que dice luchar por la libertad de los pueblos apoya a la pseudo-revolución cubana y su capitalismo de estado, o al payaso de Chávez y su socialismo-peronismo totalitario del siglo XXI? ¿O hablamos de la unidad de los obreros pero nos convertimos en aliados de nazionalismos excluyentes que son tan enemigos de la clase obrera como el rancio y fascista nazionalismo españolista?

Puede que sean fantasmas surgidos en nuestras cabezas producidos por la lectura del marxismo clásico o puede que sean verdad, pero el hecho objetivo es que no compartimos el actual grado de deriva ideológica en la cual está sumida Corriente Roja. Por lo tanto nos retiramos de dicha formación política, ya que pensamos que nuestro ciclo en dicha organización está acabado. Si alguien está interesado en debatir sobre esta cuestión, lo haremos gustosos en la página de la organización luxemburguista donde ahora militamos, Democracia Comunista (http://www.democraciacomunista.blogspot.com/). Agradeciendo el tiempo consumido con vosotros y las excelentes personas conocidas mandamos un saludo.

domingo, 7 de octubre de 2007

PRIMERA CONDENA JUDICIAL AL TERRORISMO PATRONAL

En su edición de 5-10-2007 el diario REBELIÓN (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57235) publicaba una noticia de agencias sobre la que queremos realizar una serie de comentarios:

La noticia cuenta cómo por primera vez se confirma en España una sentencia contra un empresario (Manuel Macías) que le acarreará a ese patrono su ingreso en prisión. La condena de tres años (y una indemnización de 296.000 euros) es por un delito de imprudencia con el resultado de dos trabajadores muertos (en 2003). Según la noticia, “será la primera vez que un empresario pisará la cárcel por un caso de siniestralidad laboral”

La noticia no tiene desperdicio, pues nos muestra bien a las claras las condiciones en que hacía trabajar ese explotador y cómo se preocupaba por sus trabajadores:

Los dos trabajadores “cayeron de un andamio, que carecía de las más elementales medidas de seguridad”.

Uno de los trabajadores “carecía de contrato escrito y no estaba dado de alta a la Seguridad Social”

“Según el fallo, el empresario "no adoptó las medidas de seguridad necesarias para garantizar que el equipo utilizado por sus trabajadores fuera el adecuado", tampoco realizó la evaluación inicial de los riesgos ni había facilitado a sus trabajadores información ni formación preventiva”.

“Los inspectores y peritos que declararon en el juicio aseguraron que el andamio no sólo no era normalizado, sino que más bien parecía "improvisado" , y que si bien el empresario disponía de un servicio de prevención, no pudo beneficiarse a tiempo del mismo dado que no había pagado las cuotas”.

“En el juicio, el empresario afirmó que era él mismo quien impartía los cursillos de formación a sus trabajadores, lo que, para la juez de primera instancia, resulta "ofensivo", dada su "absoluta despreocupación por la importancia de las medidas de seguridad".

"Igual falta de sensibilidad y apatía mostró el acusado", según la sentencia, cuando reconoció que tres años y medio después del accidente aún no había satisfecho a los hijos menores de uno de los operarios fallecidos los 5.125 euros que debía en concepto de salarios y liquidación”.

“El acusado no pagó "ni siquiera una mínima parte de dicha cantidad" alegando que no disponía de dinero, pese a que la empresa seguía funcionado tras el accidente laboral, añade el fallo”

Evidentemente, nos alegramos de que gentuza como esa acabe en la cárcel, y esperamos que la sentencia se cumpla sin dilación. Pero las preguntas que nos surgen son muchas:

¿Qué hace que los proletarios arriesguen su vida trabajando en esas condiciones?

¿Cómo puede ser calificado de imprudencia por la legislación un hecho como éste, habiendo quedado demostrado que al patrono no le importaba lo más mínimo la seguridad de los trabajadores?

¿Qué justicia es esa que permite que la empresa de ese sujeto siga funcionando con normalidad después de la muerte de dos trabajadores y, sin embargo, espera 4 años para requerirle que pague a un niño, no ya la indemnización, sino simplemente los salarios que a su padre le costaron la vida?

¿Cómo puede ser que en el país de la Unión Europea con más muertos en accidentes laborales ésta sea la primera vez que un patrono va a ir a la cárcel?

Para nosotros, salvo contadas excepciones, no existen los accidentes laborales. No hay imprudencias. Lo que existe realmente es una concepción por parte de los patronos explotadores de lo que los proletarios somos. Para ellos no somos sino mercancías, herramientas, factores de producción que les hacemos obtener beneficios. Cuantos más beneficios, mejor. Como los esclavos. Eso es lo que ocasiona los muertos por “siniestralidad laboral”, más cada año de los que la organización terrorista ETA ha ocasionado en toda su historia.

Los proletarios nos vemos obligados a trabajar así, a poner nuestras vidas a merced de canallas como ése, porque en el sistema capitalista no tenemos asegurados los medios de subsistencia. Todo lo contrario. El paro, la precariedad, nos empujan a aceptar cualquier tipo de trabajo, tenga las condiciones que tenga. El miedo, el pánico, el terror a la pobreza, a la marginación, a la exclusión, nos obligan. Así los empresarios, los burgueses, cumplen su objetivo. Quien se queja ya sabe lo que hay.

Ese terror que nos infunden se ve amparado por leyes que consideran imprudencias lo que no son sino asesinatos. Por gobiernos cuyas políticas favorecen la precariedad. Por un estado pensado para garantizar los beneficios patronales y proteger a la burguesía, por todos los medios a su disposición. Por unas instituciones que reprimen brutalmente las manifestaciones proletarias mientras dejan actuar a los explotadores con total impunidad. Y por unos medios de comunicación que acallan cualquier voz discrepante, verdaderos púlpitos de los apologistas del sistema capitalista.

Pero el proletariado sabe perfectamente cómo se denomina a quienes infunden el terror y a sus complices. Por eso, en las manifestaciones, en las huelgas, se seguirá escuchando, mientras el capitalismo perviva

¡ACCIDENTE LABORAL, TERRORISMO PATRONAL!