martes, 29 de abril de 2008

Un 1º de Mayo contra la crisis mundial

Un año más estamos ante la conmemoración del 1º de Mayo. Un año más la burguesía intentará por todos los medios que el contenido histórico y real de esta fecha pase lo más desapercibido posible. Que los trabajadores olvidemos que este día siempre ha sido una jornada para demostrar nuestro rechazo a la explotación y a la barbarie a las que nos somete el capitalismo.

La burguesía trata por todos los medios de dividirnos. Utiliza para ello el corporativismo, los nacionalismos, la xenofobia y el racismo. Divide a los trabajadores según el puesto que ocupan, según si trabajan o están desempleados, según el lugar en que nacieron, la lengua que hablan o el color de su piel. Pero todos los trabajadores somos iguales ante la explotación capitalista. Todos tenemos que vender lo único que tenemos, nuestra capacidad de trabajar y producir, para ganarnos el sustento. Todos sentimos la opresión en los centros de trabajo. A todos nos domina el capital.

Este 1º de Mayo los trabajadores de todo el Planeta nos enfrentamos a una crisis de enormes proporciones. Durante los últimos años, los voceros del capital han negado que esa crisis existiera o la han minimizado utilizando términos como desaceleración, reajuste,… Pero ahora, cuando ya para todos es evidente porque experimentamos sus consecuencias, todos esos farsantes actúan como si la crisis fuera inevitable. Y lo es, pero porque el capitalismo las crea y las necesita, porque son algo inherente a este sistema.

Esta crisis, según todos los indicios, sólo será comparable con la de 1929. Entonces, el proletariado, en todas partes, había sido derrotado y masacrado. Los procesos revolucionarios que los trabajadores habían protagonizado habían fracasado. Pero ahora la situación es muy distinta. Cuando los ideólogos del capital nos decían que la Historia había terminado, que las ideologías habían muerto, que vivíamos en el mejor de los mundos posibles, las movilizaciones de todos aquellos que consideran que este mundo es injusto y que puede cambiarse hicieron estallar por los aires esas mentiras. En todos los países las luchas no han cesado en estos últimos tiempos.

Muy significativas fueron las movilizaciones contra la guerra, porque muchos millones salieron a las calles en todos los rincones del Planeta. Pero también lo son las movilizaciones cotidianas que tienen lugar, cada vez más, por todas partes: Huelgas generales que paralizaron los países en Grecia o Egipto. Huelgas y movilizaciones masivas contra los despidos en Alemania o en España; en Francia, huelgas por el aumento de los salarios y contra las supresiones de empleos; en China, pese a la burtal represión de los burócratas, las movilizaciones de obreros y campesinos no paran de crecer; en USA y Canadá, millones salieron y salen a las calles reclamando la igualdad de derechos entre inmigrantes y ciudadanos; en España, las movilizaciones por el derecho a una vivienda digna continúan; en Argentina, muchas fábricas y empresas siguen ocupadas y gestionadas por los mismos trabajadores; en Nigeria, las movilizaciones de los trabajadores petroleros son masivas; en Marruecos, los trabajadores combaten al corrupto régimen monárquico, al desempleo y a la explotación de las multinacionales; en Francia, Portugal o España, los trabajadores defienden en las calles la educación pública; en Haití, el pueblo está en la calle para defender su supervivencia ante el alza de precios.

Los ejemplos son miles. La cuestión crucial es que el proletariado, en todo el planeta, necesita ser consciente de la posibilidad de transformar la sociedad, de abolir la explotación capitalista y emanciparse por sí mismo. Sólo la movilización y la solidaridad mundial pueden lograrlo. La disyuntiva está delante de todos nosotros: ¡SOCIALISMO o BARBARIE!

¡POR LA EMANCIPACIÓN MUNDIAL!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES!

1 comentario:

Emiliano Valles dijo...

Salud compañeros, muy interesante vuestro blog.

Es cierto que estamos ante una crisis estructural del capital, y pienso que va a ser mucho más nociva que la de 1929. Sin embargo, va a ser muy diferente, debido a que está determinada fundamentalmente por una estructura de capital financiero sosteniendo al capital industrial, y no al revés, como entonces, y además porque asistimos a una destrucción nunca antes vista de los medios naturales de existencia. Se manifestará, entonces, simultáneamente como crisis financiera socialmente catastrófica y de escasez mundial de recursos naturales (una versión industrial de una crisis de subproducción).

Una crisis así puede postergarse algunos años más, quizás hasta una década si China, Singapur y la India son capaces de revalorizar el capital lo suficiente. Pero, por un lado, no puede postergarse indefinidamente, y por otro lado, cuanto más se postergue más catastrófica va a ser.

Como el capital no está dispuesto a reactivar la industria, la crisis puede desencadenarse inicialmente de una forma más paulatina y menos abrupta, llegando luego más rápidamente a los niveles más destructivos, y luego recuperándose mucho más lento que la recuperación económica de la década de los 30.

La experiencia del 29 muestra que la crisis es un riesgo necesario para el capital, pero no necesariamente una reactivación del movimiento revolucionario. Es por eso que es urgente prepararse en la lucha, la conciencia y la organización para tal acontecimiento, ya que puede ser una de nuestras últimas posibilidades.

Os mando saludos desde Argentina, nos vemos en la lucha