Se habla mucho estos días del Tíbet y China, a propósito de los Juegos Olímpicos. En realidad, los JJ. OO. ya fueron organizados antes por dictaduras. Es de temer que el Gobierno chino agrave aún más la represión antes de los JJ.OO. con el fin de impedir toda oposición que pueda manifestarse durante los juegos. Existe un precedente: en 1968, en México, una brutal represión se produjo días antes de la apertura de los JJ.OO.
Ante la violencia de Estado ejercida por el gobierno chino en el Tíbet, algunos presentan como alternativa al Dalai Lama Tenzin Gyatso. Si el combate llevado a cabo contra la dictadura del gobierno chino está por supuesto justificado, no hay sin embargo ninguna razón para decretar que sea necesario sustituir a esta dictadura por la de un jefe religioso. Nuestra solidaridad es para con los trabajadores del Tíbet y China que están consiguiendo luchar, en condiciones muy difíciles, contra la explotación y por la democracia.
La dictadura del gobierno chino crea un régimen de desigualdades enormes y sobreexplotación, con un sofocamiento policial de la lucha de la clase explotada (en lucha contra sus explotadores). Esta lucha se desarrolla en condiciones muy difíciles: represión de las huelgas, prohibición de verdaderos sindicatos,... Es indispensable combatir la dominación capitalista ejercida en primer lugar por el partido único neo-estalinista chino, y poner fin a ese régimen que impide la libertad y la igualdad, que ridiculiza los derechos humanos fundamentales.
Lo que debe desearse es una revolución social que derroque la dictadura, que expulse a la oligarquía reinante del PCCh, y que permita la democracia política y social. Los trabajadores podrían así, como mínimo, defenderse en condiciones normales contra la explotación, y así obtener mejoras sociales, el aumento de sus salarios, etc... Este necesario refuerzo de las posibilidades de acción de los trabajadores de China en su lucha de clase sería favorable a los trabajadores del mundo entero, y podría al contrario plantear problemas a los capitalistas, ya sea para "deslocalizar" en China, ya sea para servirse del contra-ejemplo chino como medio de presión para aumentar la explotación que ejercen sobre "sus" asalariados.
Pero a largo plazo, lo que es necesario para terminar con la opresión y la barbarie, es una revolución mundial en pos de la emancipación, para terminar con el modo de producción capitalista, para conquistar la democracia en China, en el Tíbet, y en todo el mundo.
Ante la violencia de Estado ejercida por el gobierno chino en el Tíbet, algunos presentan como alternativa al Dalai Lama Tenzin Gyatso. Si el combate llevado a cabo contra la dictadura del gobierno chino está por supuesto justificado, no hay sin embargo ninguna razón para decretar que sea necesario sustituir a esta dictadura por la de un jefe religioso. Nuestra solidaridad es para con los trabajadores del Tíbet y China que están consiguiendo luchar, en condiciones muy difíciles, contra la explotación y por la democracia.
La dictadura del gobierno chino crea un régimen de desigualdades enormes y sobreexplotación, con un sofocamiento policial de la lucha de la clase explotada (en lucha contra sus explotadores). Esta lucha se desarrolla en condiciones muy difíciles: represión de las huelgas, prohibición de verdaderos sindicatos,... Es indispensable combatir la dominación capitalista ejercida en primer lugar por el partido único neo-estalinista chino, y poner fin a ese régimen que impide la libertad y la igualdad, que ridiculiza los derechos humanos fundamentales.
Lo que debe desearse es una revolución social que derroque la dictadura, que expulse a la oligarquía reinante del PCCh, y que permita la democracia política y social. Los trabajadores podrían así, como mínimo, defenderse en condiciones normales contra la explotación, y así obtener mejoras sociales, el aumento de sus salarios, etc... Este necesario refuerzo de las posibilidades de acción de los trabajadores de China en su lucha de clase sería favorable a los trabajadores del mundo entero, y podría al contrario plantear problemas a los capitalistas, ya sea para "deslocalizar" en China, ya sea para servirse del contra-ejemplo chino como medio de presión para aumentar la explotación que ejercen sobre "sus" asalariados.
Pero a largo plazo, lo que es necesario para terminar con la opresión y la barbarie, es una revolución mundial en pos de la emancipación, para terminar con el modo de producción capitalista, para conquistar la democracia en China, en el Tíbet, y en todo el mundo.
¡Contra la represión y la teocracia, lucha obrera!
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