La huelga general a nivel nacional del jueves 29 de enero en Francia fue un rotundo éxito para los sindicatos, partidos políticos de izquierdas y muchos otros grupos que habían llamado a ella, con aproximadamente dos millones de trabajadores en las calles, tanto como las más grandes de las movilizaciones recientes. Mientras en París la manifestación de aproximadamente unas 200.000 personas no era excepcionalmente grande, las protestas estuvieron muy extendidas, con demostraciones muy importantes en docenas de ciudades en las que raramente se veían tales marchas. El apoyo a la huelga según los sondeos fue también grande, con un 70 % de los franceses de acuerdo con los objetivos de la huelga.
En París, los manifestantes marcharon principalmente tras las pancartas de los sindicatos, tanto de las federaciones más grandes como la CGT, como de la más izquierdista SUD, que fue la que más se hizo notar. Había grandes cantidades de profesionales, trabajadores de la salud y trabajadores sociales, que marchaban protestando por los ataques del gobierno Sarkozy contra todos los sectores de los servicios públicos. La huelga se desarrolló en el contexto de la huelga general indefinida de casi dos semanas en Guadalupe, donde la última manifestación convocó a 65.000 personas, casi el 15% de la población total de la isla.
A pesar de las protestas, Sarkozy prometió seguir con sus "reformas", que es el término con el que se refiere a sus ataques contra el sector público, que precedieron a la crisis económica, pero que no han hecho sino intensificarse desde entonces.
El sábado se había convocado un encuentro estatal para tratar de unificar las diversas luchas de los profesionales de la educación, la salud, la justicia y los servicios sociales. El encuentro en París estuvo abarrotado por 700 participantes y se escucharon durante todo el día relatos de los desastrosos efectos de las reformas de Sarkozy para reducir los presupuestos e intentar hacer retroceder las conquistas obreras de las décadas pasadas. Las reformas reflejaron las políticas que están siendo puestas en práctica en toda Europa.
Sin embargo, cuando se hicieron llamamientos a la acción, incluyendo el rechazo a cumplir leyes injustas, aquellos que estaban en el estrado se opusieron. “Palabras son acciones” ("obras son amores"), protestó uno de los organizadores del evento. Al final había amplio acuerdo sólo en la necesidad de establecer comités de coordinación con representantes de todas las profesiones. Algunos participantes también pidieron la ampliación de esos comités para que estuvieran representados todos aquellos que están en lucha, incluyendo a los trabajadores del sector privado, los estudiantes, los inmigrantes indocumentados y los parados.
La confrontación con el gobierno se amplió el lunes, cuando los profesores votaron comenzar una huelga indefinida nacional de toda la universidad y centros de investigación. Aproximadamente 300 delegados elegidos, de 74 universidades, incluyendo algunos representantes de los estudiantes, se reunieron en la Universidad de la Sorbona en París como Asamblea General para la Coordinación Nacional de las Universidades. Los delegados fueron elegidos para el encuentro por los docentes -no eran delegados sindicales. Unánimemente votaron ampliar a todas las instituciones una huelga indefinida que ya había comenzado en la Universidad de Estrasburgo y algunos otros campus universitarios. Las demandas fundamentales de la huelga eran la retirada de los decretos del gobierno que harían los estudios de grado inmensamente más difíciles, limitándolos esencialmente a los ricos, reduciendo las matrículas, y recortando enormemente el salario de los nuevos profesores. La huelga también protestaba contra la recientemente aprobada “ley LRU” que, con el pretexto de dar autonomía a las universidades, concentró todos los poderes en las manos de los directores de universidad, quitándosela de ese modo a los docentes. Había una comprensión general de que la huelga sólo podría triunfar si conseguía el apoyo de los estudiantes, y extendiendose a las otras partes del sistema educativo. Los delegados estuvieron de acuerdo en adoptar la demanda de rechazar las "reformas" de Sarkozy para los profesores de la primaria y la secundaria. Había un consenso general en que era prioritaria la movilización de los estudiantes, organizando para ello una huelga activa con reuniones políticas que substituyesen a las clases. Sin embargo, sólo un puñado de estudiantes eran delegados. La fórmula adoptada para la siguiente Asamblea General, tres delegados del cuerpo docente y un delegado de estudiantes por universidad, no fue bien recibida por los estudiantes, que, después de todo, superan con creces en número a los docentes.
La primera prueba clave para la huelga vendrá el martes, el primer día de huelga en la mayor parte de los recintos universitarios, donde el apoyo de la mayoría de los docentes y los estudiantes se hará visible. Una segunda prueba clave será el jueves, con las primeras manifestaciones masivas. Si los profesores consiguen que se sumen los estudiantes y la comunidad en general, el movimiento en la universidad puede avivar las llamas de las protestas de los trabajadores en todas partes de Francia.
En París, los manifestantes marcharon principalmente tras las pancartas de los sindicatos, tanto de las federaciones más grandes como la CGT, como de la más izquierdista SUD, que fue la que más se hizo notar. Había grandes cantidades de profesionales, trabajadores de la salud y trabajadores sociales, que marchaban protestando por los ataques del gobierno Sarkozy contra todos los sectores de los servicios públicos. La huelga se desarrolló en el contexto de la huelga general indefinida de casi dos semanas en Guadalupe, donde la última manifestación convocó a 65.000 personas, casi el 15% de la población total de la isla.
A pesar de las protestas, Sarkozy prometió seguir con sus "reformas", que es el término con el que se refiere a sus ataques contra el sector público, que precedieron a la crisis económica, pero que no han hecho sino intensificarse desde entonces.
El sábado se había convocado un encuentro estatal para tratar de unificar las diversas luchas de los profesionales de la educación, la salud, la justicia y los servicios sociales. El encuentro en París estuvo abarrotado por 700 participantes y se escucharon durante todo el día relatos de los desastrosos efectos de las reformas de Sarkozy para reducir los presupuestos e intentar hacer retroceder las conquistas obreras de las décadas pasadas. Las reformas reflejaron las políticas que están siendo puestas en práctica en toda Europa.
Sin embargo, cuando se hicieron llamamientos a la acción, incluyendo el rechazo a cumplir leyes injustas, aquellos que estaban en el estrado se opusieron. “Palabras son acciones” ("obras son amores"), protestó uno de los organizadores del evento. Al final había amplio acuerdo sólo en la necesidad de establecer comités de coordinación con representantes de todas las profesiones. Algunos participantes también pidieron la ampliación de esos comités para que estuvieran representados todos aquellos que están en lucha, incluyendo a los trabajadores del sector privado, los estudiantes, los inmigrantes indocumentados y los parados.
La confrontación con el gobierno se amplió el lunes, cuando los profesores votaron comenzar una huelga indefinida nacional de toda la universidad y centros de investigación. Aproximadamente 300 delegados elegidos, de 74 universidades, incluyendo algunos representantes de los estudiantes, se reunieron en la Universidad de la Sorbona en París como Asamblea General para la Coordinación Nacional de las Universidades. Los delegados fueron elegidos para el encuentro por los docentes -no eran delegados sindicales. Unánimemente votaron ampliar a todas las instituciones una huelga indefinida que ya había comenzado en la Universidad de Estrasburgo y algunos otros campus universitarios. Las demandas fundamentales de la huelga eran la retirada de los decretos del gobierno que harían los estudios de grado inmensamente más difíciles, limitándolos esencialmente a los ricos, reduciendo las matrículas, y recortando enormemente el salario de los nuevos profesores. La huelga también protestaba contra la recientemente aprobada “ley LRU” que, con el pretexto de dar autonomía a las universidades, concentró todos los poderes en las manos de los directores de universidad, quitándosela de ese modo a los docentes. Había una comprensión general de que la huelga sólo podría triunfar si conseguía el apoyo de los estudiantes, y extendiendose a las otras partes del sistema educativo. Los delegados estuvieron de acuerdo en adoptar la demanda de rechazar las "reformas" de Sarkozy para los profesores de la primaria y la secundaria. Había un consenso general en que era prioritaria la movilización de los estudiantes, organizando para ello una huelga activa con reuniones políticas que substituyesen a las clases. Sin embargo, sólo un puñado de estudiantes eran delegados. La fórmula adoptada para la siguiente Asamblea General, tres delegados del cuerpo docente y un delegado de estudiantes por universidad, no fue bien recibida por los estudiantes, que, después de todo, superan con creces en número a los docentes.
La primera prueba clave para la huelga vendrá el martes, el primer día de huelga en la mayor parte de los recintos universitarios, donde el apoyo de la mayoría de los docentes y los estudiantes se hará visible. Una segunda prueba clave será el jueves, con las primeras manifestaciones masivas. Si los profesores consiguen que se sumen los estudiantes y la comunidad en general, el movimiento en la universidad puede avivar las llamas de las protestas de los trabajadores en todas partes de Francia.
Eric Lerner
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