miércoles, 4 de junio de 2008

Otro Luxemburguismo es posible

“Otro Luxemburguismo es Posible: Reflexiones sobre Rosa y el Proyecto Socialista Radical”



Dr. William A. PELZ
Institute of Working Class History
2335 W. Altgeld Street
Chicago, Illinois 60647-2001 U.S.A.
e-mail: iwch@juno.com


Agradecemos al autor su permiso para traducir y publicar este texto. Hemos conservado las notas con las referencias bibliográficas del original en inglés, que se corresponden con las ediciones utilizadas por el autor. Y hemos intentado señalar también (siempre que ha sido posible) los textos citados en castellano. No hemos querido introducir informaciones adicionales, pero si alguien desea otra bibliografía en castellano, puede solicitárnosla. Pedimos disculpas por anticipado por los errores que pudiera haber en la traducción. El original (en inglés) fue presentado a la Conferencia Internacional Rosa Luxemburg celebrada los días 1-2 de Abril de 2007 en Tokyo (Japón) y puede leerse en:
http://www-bunken.tamacc.chuo-u.ac.jp/rosa_confe2007/pdf/papers/Pelz.pdf

DC-L

Con su asesinato el 15 de Enero de 1919 Rosa Luxemburgo[1] dejó un vacío no solamente en la izquierda alemana[2] sino también, de hecho, en todo el movimiento internacional. La destrucción de quien Franz Mehring había llamado "el mejor cerebro desde Marx" significó que otros menos brillantes, y, lo que es más significativo, con menos principios, seguirían en su estela. Como si su ausencia no fuera bastante mala, algunos, como Stalin, que la temió incluso muerta, erigirían un monstruo que tuvo poca semejanza con el profundo pensamiento de Luxemburgo. Esa torpe, cínica y auto-complaciente parodia de las ideas de Rosa Luxemburgo y de aquellos que pudieron atreverse a seguirlas se conocía como "Luxemburguismo".

En su famosa carta "Sobre algunas cuestiones de la historia del Bolchevismo", publicada por José Stalin en Proletarskaia Revoliutsiia[3], Stalin afirmó que Luxemburgo era una líder de la Social-Democracia alemana que desarrolló un "Luxemburguismo" que era un tipo de Menchevismo contrarrevolucionario. Después Martinov se unió a Stalin en los ataques contra los “errores semi-mencheviques” de Luxemburgo[4]. Como señala el profesor Sobhanlal Datta Gupta, no fue posible analizar el verdadero impacto completo de ese ataque de Stalin hasta la apertura de los archivos soviéticos y de la Comintern. Ahora la furia completa de ese ataque contra la herencia y el pensamiento de Rosa se ha revelado con claridad[5]. Tanto como en el caso de Trotsky, Stalin y sus subordinados actuaron de manera intencionada para difamar la reputación de Rosa Luxemburgo aunque estando muerta ella no pudiese suponer ninguna amenaza para la nueva ortodoxia stalinista.

Sin duda, Rosa e incluso el "Luxemburguismo" tuvo sus defensores. En 1940 su viejo camarada Paul Frolich escribió una biografía conmovedora de ella que desafió la versión stalinista aceptada[6]. El gran rival de Stalin, León Trotsky, escribió una penetrante defensa titulada "¡Fuera las manos de Rosa Luxemburgo!"[7]. Aún así, Trotsky no podría resistir la tentación de denunciar más adelante las tentativas de construir un movimiento luxemburguista en Francia. El viejo bolchevique tronó, "los puntos débiles de las enseñanzas de Rosa Luxemburgo han sido revelados tanto por la teoría como por la praxis."[8] Durante la República de Weimar y en los oscuros días del fascismo de Hitler, el Partido Comunista Alemán (KPD) se aferró cada vez más a la línea stalinista que condenaba a la fundadora de su partido. Después de la carta de Stalin de 1931, que fue traducida rápidamente al alemán, los líderes del KPD como Ernst Thaelman darían rutinariamente discurso tras discurso denunciando a Luxemburgo y Trotsky como diablos gemelos que frecuentan el movimiento revolucionario de trabajadores. Un portavoz del KPD advirtió que el Luxemburguismo era un arma de la contra-revolución diferente "solamente en lo formal de los teóricos social-fascistas”[9]

Con la derrota del nazismo y el establecimiento de la República Democrática Alemana (DDR) en lo que había sido la zona soviética de ocupación, uno habría esperado una nueva re-evaluación más positiva de Rosa Luxemburgo y sus teorías. Pero no fue así, pues el nuevo gobernante Partido Socialista Unificado (SED) adhirió fuertemente a la "sabiduría” stalinista recibida. Una biografía oficial de Luxemburgo publicada en 1951, mientras elogiaba su dedicación a la causa de los trabajadores, insistía en que "grandes fueron sus fallos y errores que desviaron a la clase obrera alemana hacia una dirección incorrecta. Sobre todo, no debemos cerrar nuestros ojos al hecho de que no era sólo una cuestión de algunos errores, sino de un sistema entero de posiciones incorrectas ("Luxemburguismo"). Estas posiciones fueron una de las razones decisivas de la derrota del Partido Comunista Alemán después de su fundación…"[10]

Incluso después que la destalinización hubiera llegado a la DDR, Luxemburgo seguía siendo sospechosa para la jerarquía del SED. Así, aunque Lenin había defendido la publicación del trabajo completo de Rosa en todos los idiomas principales del planeta inmediatamente después de su muerte, las primeras Obras Escogidas de Rosa Luxemburgo aparecieron en la DDR solamente en 1970. Además, las Obras Escogidas estaban lejos de ser completas, incluyendo pocos de sus escritos sobre la cuestión nacional, y mucho menos cartas que se mantenían en los archivos de la URSS o la DDR. No se hizo ningún intento serio de traducir a Rosa a otros idiomas muy empleados a pesar de la vieja súplica hecha por Lenin 50 años atrás. No obstante, por una ironía al parecer involuntaria, una unidad militar alemana del este fue bautizada en los años 70 con el nombre de Rosa, pese a su firme antimilitarismo[11].

En la inmediata postguerra, en el Oeste, Luxemburgo fue publicada, si acaso, principalmente como arma contra Lenin y por las implicaciones de la competencia con el sistema social de la Unión Soviética. Cuando fue “descubierta” por la New Left (Nueva Izquierda) a fines de los 60 y en los 70, ella comenzó a ser juzgada por sus propios méritos, pese al fuerte regusto anticomunista que a menudo continuaba marcando la presentación de su obra. Por ejemplo, la Universidad de Michigan publicó los escritos de Rosa “Problemas Organizativos de la Socialdemocracia” y “La Revolución Rusa” en un libro titulado Revolución Rusa y Leninismo o Marxismo[12]. En el enfrentamiento entre la RFA (Alemania Occidental)[13] y la DDR (Alemania Oriental), ambos países homenajearon a Rosa Luxemburgo poniendo su imagen en un sello de correos. Como si de una broma pesada se tratase, los sellos podían haber sido emitidos para que ambos, stalinistas y capitalistas, pudiesen escupir sobre Rosa cuando enviasen sus cartas[14]. Con el colapso del Bloque Soviético, las pasiones se han enfriado y de nuevo ha sido posible estudiar a Luxemburgo por sí misma. Muchos valiosos trabajos han sido llevados a cabo con el objetivo de volver a analizar a Rosa y al Luxemburguismo no revisionista, como han mostrado los extraordinarios encuentros organizados por la Sociedad Internacional Rosa Luxemburgo. Todavía queda mucho por hacer para restaurar a Rosa Luxemburg en su justo lugar como una pensadora original y una revolucionaria ética. Este artículo es una modesta contribución a ese esfuerzo.

Este artículo argumentará que una nueva apreciación de Rosa, “otro Luxemburguismo”, acorde a los principios de Rosa y libre del revisionismo stalinista, podría desarrollarse a partir de ciertos aspectos clave de su obra. Entre los elementos que reclaman su inclusión en esa lista, yo me centraré en cinco: 1) La firma creencia en la democracia; 2) La completa fe en la gente común (las masas); 3) La dedicación al internacionalismo en el discurso y en los hechos; 4) El compromiso con un partido revolucionario democrático; y 5) La práctica imperturbable del humanismo. Hay, por supuesto, muchas otras áreas de su pensamiento que mantienen perspectivas vitales para quienes la siguieran en el siglo XXI[15]. Por razones de tiempo, yo limitaré mi discusión a los cinco puntos antes mencionados.

Democracia es una palabra muy empleada hoy en el mundo, demasiado a menudo por aquellos que no tienen un verdadero interés en la democracia para la mayoría de la Humanidad. Luxemburgo rechazó la noción de democracia de la tradición burguesa – un pueblo pasivo eligiendo entre una limitada oferta de élites competidoras. Para ella, la democracia, la verdadera democracia, era el compromiso activo de las masas en todos los aspectos del funcionamiento social. Era el punto de vista de Luxemburgo que “cuanto más democráticas son las instituciones, cuanto más vivo y poderoso es el pulso de la vida política de las masas, más directa y completa es su influencia…”[16] En otras palabras, una completa democracia que hacía alusión a la experiencia de la Comuna de París[17]. Ella no mostraba simpatía ni por los argumentos de los “socialistas” parlamentarios que veían a la gente común como una masa pasiva de votos[18], ni por el excesivo centralismo practicado por los bolcheviques rusos[19]. Rosa habría estado de acuerdo con Bertolt Brecht cuando él criticó al secretario de la Unión de Escritores de Alemania del Este, quien después de la revuelta obrera de 1953:

Hizo repartir folletos en el StalinalleeIndicando que el puebloHabía perdido la confianza del gobiernoY podía ganarla de nuevo solamenteCon esfuerzos redoblados. ¿No sería más simpleEn ese caso para el gobiernodisolver el puebloY elegir otro?[20]

En segundo lugar, nosotros hemos comentado su fe en las masas. Esto está relacionado, pero es distinto de, sus creencias democráticas. Rosa pensó que los trabajadores eran capaces de alzarse desde sus problemas y preocupaciones del día a día hasta crear un verdadero movimiento revolucionario que conduciría a una transformación fundamental de la sociedad. Mientras otros “socialistas” culpaban al pueblo de sus fallos, Luxemburgo se dio cuenta de que las masas probarían en último extremo ser más sabias que sus auto-proclamados salvadores. Su con frecuencia citada conclusión a su crítica de la organización del partido en Rusia debe ser recordada aquí: “Vamos a hablar con franqueza entre nosotros: los errores que son cometidos por un verdadero movimiento revolucionario de los trabajadores son mucho más provechosos y valiosos, históricamente hablando, que la infalibilidad del mejor posible Comité Central”[21]

En tercer lugar, uno debe reconocer el internacionalismo de Rosa Luxemburgo. Ella supo ver que el nacionalismo era una ilusión que se ponía en juego la mayoría de las veces por parte de la reacción. En oposición a otros como Lenin, que buscó encontrar “un nacionalismo progresivo”, Luxemburgo comprendió que el orgullo de una nación es fácilmente y típicamente manipulable para despreciar a otras culturas. Su original trabajo sobre Polonia probó que ésta no podía ser verdaderamente independiente porque carecía de las bases económicas necesarias[22]. Esta perspicacia se aplica a las naciones hoy más que nunca, en nuestra era de la globalización. Incluso, sus puntos de vista estuvieron lejos de una falta de simpatía hacia las naciones y pueblos oprimidos por otros, sino que ella pensaba que su definitiva liberación radicaría en una liberación internacional, no nacional[23]. Rosa sabía que el imperialismo no era una mera elección para las economías capitalistas avanzadas, sino una necesidad económica. Además, el imperialismo continuaría no sólo contra las naciones sino también contra las comunidades subdesarrolladas en el seno de la misma nación[24]. Para combatir esos males la herramienta apropiada es la solidaridad internacional. En muchos sentidos, uno podría considerar a los Foros Sociales Mundiales un proyecto inherentemente luxemburguista en su énfasis en el internacionalismo y la democracia.

El cuarto componente del Luxemburguismo es su forma de entender el partido revolucionario. Como se mencionó anteriormente, Rosa Luxemburgo era una demócrata comprometida con una profunda fe en las masas de la gente común. Como ella escribió en ¿Qué quiere Spartaco?: nosotros “nunca tomaremos el poder gubernamental excepto en respuesta a un claro y sin ambigüedades deseo de la gran mayoría de las masas proletarias de toda Alemania, nunca salvo por la afirmación consciente del proletariado de las opiniones, los objetivos y los métodos de lucha de la Liga Spartaco”[25] Esas creencias la previnieron de adoptar la forma ultra-centralista de partido de Lenin[26]. Para ella, el socialismo –el verdadero socialismo- sólo podía ser alcanzado por la completa movilización de los trabajadores como protagonistas activos de su propia liberación. Mientras era intransigente en su oposición al capitalismo y a toda forma de explotación, Rosa era creativa y fue más allá de los zánganos dogmáticos que llegaron a dominar el comunismo europeo en las décadas posteriores a su muerte. El partido, para Rosa Luxemburgo, no estaba para ser ni un sustituto de las masas trabajadoras ni una máquina electoral que usara a la gente común como pasivos marcadores de votos. Antes bien, éste era un creador que desarrollaba la interacción entre “líderes” y “seguidores”.

El quinto y último elemento del “Luxemburguismo” que debe ser incluido es el humanismo. Luxemburgo tenía una profunda creencia en la dignidad humana como la base moral del socialismo. Ella entendió el socialismo como algo más que una mejora cuantitativa de la condición humana, como una liberación de los seres humanos desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad. Frente a los líderes burgueses, como la antigua primera ministra británica Thatcher que dice “No existe tal cosa como sociedad”[27], Rosa vió la sociedad como una iniciativa únicamente humana que puede trascender la mera necesidad física para alcanzar una realización plena del espíritu. Esto no sería impuesto o ajeno a la gente. Luxemburgo defendió que las anteriores revoluciones dependieron de la violencia porque fueron lideradas por y para minorías privilegiadas. En contraste, “la revolución proletaria no requiere del terror para sus propósitos; odia y desprecia el asesinato. No necesita esas armas porque no combate a individuos sino a instituciones… no es el desesperado intento de una minoría para moldear el mundo a la fuerza de acuerdo con su ideal.”[28]

Escribiendo en Die Rote Fahne el 18 de Noviembre de 1918, Rosa señaló que la revolución tenía “Un Deber de Honor”. Este artículo enfatizaba el lado humano de la revolución y exigía un inmediato cese para la pena de muerte. Luxemburgo concluía: “despiada energía revolucionaria y tierna humanidad – sólo ésta es la verdadera esencia del socialismo. Un mundo debe ser ahora destruido, pero cada lágrima que pudiese haber sido evitada es una acusación; y un hombre que por apresurarse en los hechos importantes pisotea involuntariamente incluso a un pobre gusano, es culpable de un crimen.”[29] El socialismo fue siempre para Rosa el comienzo de un mundo más lleno de belleza, cultura y ciencia para toda la gente. Era un noble objetivo para Rosa en el siglo XX y sigue siendo un digno objetivo para nosotros en el siglo XXI. Quizás ahora, después del colapso del bloque soviético stalinista, es tiempo de un renacimiento del Luxemburguismo.

[1] La más completa biografía en inglés continúa siendo J.P. Nettl, Rosa Luxemburg, 2 vol., London and Oxford: Oxford University Press, 1966.
[2] Para examinar este punto con más detalle vease, por ejemplo, el clásico de Pierre Broue, The German Revolution, 1917-1923, Chicago, Haymarket Books, 2006.
[3] J.V. Stalin, Works, Vol. 13, Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1955: 102.
[4] A. Martinov, “Lenin, Luxemburg, Liebknecht,”The Communist International, 10.3-4 (1933): 140-142.
[5] Sobhanlal Datta Gupta, Comintern and the Destiny of Communism in India, 1919-1943: Dialectics of Real and A Possible History, Kolkata (India): Seribaan: 33-34.
[6] Paul Frolich, Rosa Luxemburg: Her Life and Work, New York: Howard Fertig, 1969.
[7] Leon Trotsky, “Hands Off Rosa Luxemburg!” The Militant (New York) August 6 & 13, 1932. En castellano, ùede consultarse en:
http://www.marxismo.org/files/16ApendiceFueralasmanosdeRosaLuxemburgoporTrotsky_0.pdf
[8] Leon Trotsky, “Luxemburg and the Fourth International,” New International, August 1935. En castellano en:
http://www.marxismo.org/files/17ApendiceLuxemburgoylacuartainternacionalporTrotsky_0.pdf
[9]Kurt Sauerland, Der dialektische Materialismus, Berlin: Neuer Deutscher Verlag, 1932: 133.
[10]Fred Olssner, Rosa Luxemburg, Berlin [DDR]: Dietz Verlag, 1951: 7.
[11]Daily World, July 29, 1976: 7.
[12]The Russian Revolution and Leninism or Marxism, Ann Arbor: University of Michigan Press, 1970. See also: Bertram D. Wolfe, “Rosa Luxemburg and V.I. Lenin: The Opposite Poles of Revolutionary Socialism,” Antioch Review, 21 (Summer, 1961): 209-226.
[13]Esta acción no fue realizada sin la oposición de la derecha. Puede verse: The Sunday Times (London), March 17, 1974: 8.
[14] Esta broma me fue referida por un miembro del staff de la Embajada de la DDR asignado a Washington, D.C. y, aparte, por un miembro del Partido con el que estuve durante una visita a Brelín Oriental.
[15]See, for example: “Writings on Women, 1902-1914" in Peter Hudis and Kevin B. Anderson, The Rosa Luxemburg Reader, New York: Monthly Review Press, 2004: 232-245.
[16]The Rosa Luxemburg Reader: 302. En castellano, en La Revolución Rusa, capítulo IV (La Asamblea Constituyente). Puede verse en:
http://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf
[17]See: Karl Marx, The Civil War in France (various editions). En castellano, La Guerra Civil en Francia, de Karl Marx, puede verse en:
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm
[18]Ella expuso que esas personas declaraban un camino diferente al socialismo pero ella sostiene, en Reforma Social o Revolución, que en realidad habían elegido un objetivo distinto. The Rosa Luxemburg Reader: 157-158. En castellano, Reforma o Revolución puede leerse en:
http://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf
[19]Ottokar Luban, “Rosa Luxemburg’s Criticism of Lenin’s Ultra Centralistic Concept of the Party in the Socialist Movement,” paper presented to International Rosa Luxemburg conference, Wuhan, China, 20-21 March 2006.
[20]Bertolt Brecht, “The Solution” (“La Solución”) poema escrito después de la revuelta de los trabajadores en Berlín en 1953.
[21]The Rosa Luxemburg Reader: 265. En castellano, Problemas organizativos de la Socialdemocracia, que puede leerse en:
http://www.marxists.org/espanol/luxem/04Problemasorganizativosdelasocialdemocracia_0.pdf
[22]Rosa Luxemburg, The Industrial Development of Poland, New York: University Editions, 1979.
[23]Horace B, Davis, ed., Rosa Luxemburg on the National Question: Selected Writings, New York: Monthly Review, 1976.
[24]Anthony Brewer, Marxist Theories of Imperialism: A Critical Survey, London: Routledge & Kegan Paul, 1982: 61-76.
[25]The Rosa Luxemburg Reader: 356-357.
[26]Puede verse el artículo de Ottokar Luban citado anteriormente.
[27]Primera Ministra Margaret Thatcher, talking to Women’s Own, October 31, 1987.
[28]The Rosa Luxemburg Reader: 352.
[29]Die Rote Fahne, 18 November, 1918. En castellano, este texto, traducido frecuentemente como “Contra la pena capital”, puede leerse en:
http://democom.neuf.fr/contralapenacapital.htm

1 comentario:

JM Delgado dijo...

Un lucido artículo, valioso, en esta labor de sacar adelante un pensamiento comunista, radical y democrático. Rosa no es que esté o estará de moda: como afirma el autor ilumina el nuevo internacionalismo (o, mejor, cosmopolitanismo ) que el movimiento antiglobalización aporta.

JM. (de Reforma en Serio)